miércoles, 12 de marzo de 2014

Lady Di, drogas que modifican la memoria y espías que no saben que lo son. Entrevista a Javier Sebastián, autor de Puente de Vauxhall

Este viernes vuelve a Cálamo Javier Sebastián, una de las plumas más particulares y exquisitas de la literatura española contemporánea. En el 2011 fue ganador del Premio Cálamo por El ciclista de Chernóbil que fue además, elegida por Courrier International entre las diez mejores novelas extranjeras publicadas en Francia en 2013. Ahora regresa con una novela de espías ambientada en Inglaterra y protagonizada por una monja con hipermnesia, una escribiente de su vida y Lady Di, entre otros: Puente de Vauxhall (Ediciones Destino)Javier Sebastián conversará con nosotros el viernes 14 de marzo acompañado por María Ángeles Naval, profesora de la Universidad de Zaragoza.
Nos preparamos para el encuentro con una breve entrevista con el autor:

Javier Sebastián. Fotografía de Elena Perdices.

«Una vuelta de tuerca a la novela de espías». ¿Qué distingue a los espías que pueblan Puente de Vauxhall de otros más tradicionales? 

Como mínimo, existen tres tipos de espías. Los que lo parecen, los que no lo parecen y, finalmente, los que no saben que lo son. Los personajes de Ian Flemming, por ejemplo, son una exhibición de la condición del espía y pertenecen al primer grupo. Smiley, de John LeCarré, es uno de los del segundo grupo, ya que, aunque es un hombre apesadumbrado y en retirada, vive como un espía, trabaja como un espía y, sobre todo, piensa como tal. Pero hay un tercer grupo, que es el de los espías que no saben que lo son. Para mí es el grupo más interesante, porque cualquiera de nosotros podría formar parte de él. Ahí entran las espías de mi novela: una monja de un colegio de Shaftesbury, al suroeste de Londres, y una alumna suya, que ni siquiera saben que están colaborando con el espionaje. Es más, intervienen convencidas de que lo que están haciendo es justo lo contrario de lo que hacen. 

En El ciclista de Chernóbil partía también de hechos y personajes reales –el accidente nuclear, el científico Vasili Nesterenko– para construir una historia de ficción. Ahora parece repetirse el proceso, pero con una figura célebre como Lady Di… 

Los escritores llevamos trabajando con la realidad desde hace casi 3.000 años. La deformamos, la volvemos a inventar, la adaptamos a nuestras esperanzas, atacamos a nuestros enemigos cambiándola, somos maliciosos o benévolos mediante su manipulación, la desbordamos, llenamos la realidad de espectativas, sugerimos otros mundos, imaginamos, somos libres así. Bioy Casares decía que escribir ficción es añadir una habitación más a la casa. Yo diría que que es llenarla de ventanas. De lo contrario, la realidad sería insoportable. También Aristóteles diferenciaba en La Poética entre la verdad histórica y la verdad poética: esta última es aquella que cuenta los hechos no como ocurrieron, sino como podían haber ocurrido. Y la considera legítima. Algo que resulta imprescindible en toda especulación del ingenio. 
«La habilidad de un escritor consiste en tomar un personaje sobre el que todos tenemos un juicio (o prejuicio) y devolvérselo a los lectores transformado.»

Además de hechos históricos, en Puente de Vauxhall tiene un gran papel la ciencia, por ejemplo en las drogas que modifican la memoria... 

Existen experimentos relacionados con el borrado y descontextualización emocional de la memoria, en efecto. El ZIP, por ejemplo, es un inhibidor de una enzima del cerebro conocida como PKM zeta y que en el laboratorio se ha demostrado eficaz para borrar un recuerdo elegido entre otros. El resto permanece y así lo cuento en la novela. Los doctores Yadin Dubai, del Instituto Weizmann de Rehovot, en Israel, y Todd Sacktor, de la State University de NuevaYork, investigan con el ZIP. Luego está el Propranolol, que el doctor Merel Kindt, de la Universidad de Ámsterdam, ha empezado a probar en humanos. Y la Butyrolactona, y también los agentes que bloquean la enzima CDK5. La revista Science ha publicado las conclusiones de un estudio de Gregory Quirk sobre un factor neurotrópico derivado, llamado BDNF, que está dando resultados en laboratorio. Investigadores de la Universidad de Lovaina y de la Andrés Bello, de Chile, sostienen que la sinapsis no se produce entre una neurona y otra, sino que hay un intermediario, al que llaman astrocito, y acaban de patentar un fármaco que bloquea los gliotransmisores, lo que permie anular los recuerdos seleccionados, es lo que puede leer en el boletín de la Federation of American Societies for Experimental Biology. Todo ello convoca una pregunta: ¿quiénes somos? En el fondo, llevo escribiendo sobre la identidad desde mi primera novela. 



En relación a la pregunta anterior, ¿resulta difícil hacer verosímil en una novela algo real pero difícil de creer, como es el caso de la modificación de los recuerdos a través de fármacos como ZIP? 

En la mayoría de los casos nos cuesta más creer la realidad que la ficción. Un náufrago que pasa semanas a solas en el mar y no muere, un hombre que vive con una chapa de acero que le ha atravesado el cráneo y la lleva alojada en el cerebro, un recluso al que suplanta su hermano en la cárcel. Todo eso es real. A diario se pueden leer noticias en los periódicos que nos ponen a prueba. Hoy existe un Boeing 777-200 desaparecido y los expertos sostienen que es imposible, que con la tecnología actual tendría que haber dejado algún rastro. La verdad es más inverosímil que la ficción. 

Y para acabar, dos preguntas de libreros: ¿Qué libros nos recomienda?, y ¿qué debemos esperar de lo próximo de Javier Sebastián? 

Estoy leyendo la última novela de Zadie Smith, NW London. También he leído últimamente las novelas de Alan Bennett, que son muy entretenidas, y las de Dorothy Stevenson. Houellebecq me interesa mucho, lo mismo que Jean-Philippe Thoussaint. Pronto saldrá la nueva novela de Martínez de Pisón y estoy a la espera. Por mi parte, de mi próximo libro sé todavía poco, solo que en él aparecen dos hermanos que se miran. Bueno, en realidad no es poco. Es muchísimo. Es casi todo. Llevo meses preguntándome si acaso no sobra todo lo demás. 


¡La conversación continúa este viernes en Cálamo!

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