«Entre Les Martres y Saint-Amand-le-Petit está la población de Castelnau, a orillas del Beune grande. A Castelnau me destinaron en 1961: su- pongo que también dan destino a los demonios en los Círculos de las profundidades; y, de volte- reta en voltereta, van avanzando hacia el agujero del embudo de la misma forma que vamos desli- zándonos nosotros hacia la jubilación. Yo aún no había caído del todo, era mi primera plaza, tenía veinte años. No hay estación en Castelnau; es un lugar perdido; unos autobuses de línea que salen por la mañana de Brive o de Périgueux lo sueltan a uno allí muy tarde, al final del trayecto.»
Pierre Michon, El origen del mundo
El origen del mundo, nominado a los Premios Cálamo |
Alguien dijo una vez que la prosa del francés Pierre Michon contempla las virtudes de la destilación, porque suya es la transparencia en el estilo, y su fuerza es embriagante. Como un trago de licor. De él también se ha afirmado que su literatura, por la precisión con que maneja el lenguaje, sólo es apta para gourmets. Y con El origen del mundo, que Anagrama hizo ver la luz a comienzos de 2012, Michon regresó a un estilo que lo ha encumbrado entre las cimas de la literatura francesa actual, gracias a una historia que planea alrededor de la lujuria y el deseo, en unas coordenadas donde el origen del mundo aún se representa a la manera antigua, y el sexo es la frontera que separa el universo de los hombres depredadores y de las mujeres.
Châtelus-le-Marcheix, en el corazón de Francia, es la comuna en donde nació Michon.
El origen del mundo, en Cálamo.
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