Gervasio Sánchez (Córdoba, 1959) constituye, desde hace
décadas, un referente de ética y rigor profesional en el campo del periodismo.
Su trabajo como fotógrafo en conflictos armados ha sido reconocido
mundialmente, y en España ha recibido numerosos premios tanto por publicaciones
concretas como por su trayectoria profesional. Combativo, fuertemente
comprometido con su profesión y muy
crítico con la actual situación de los medios de comunicación,
Gervasio habla con nosotros sobre su forma
de entender la carrera periodística en el convulso mundo que vivimos. Y
aprovechamos para felicitarle por su
último libro publicado, Antología, obra
publicada por la Editorial Blume, y que recoge en una espléndida selección
de su trabajo a lo largo de los últimos 25 años. Antología ha sido nominada
para la XII edición de los Premios Cálamo.
Su conversación “respira” la honestidad y
sinceridad de un profesional que nunca ha vendido sus principios para hacerse
un hueco en espacios en los que no cree. Lejos de ser pesimista, sino
completamente realista y valiente, Gervasio afronta de cara y sin tapujos los
problemas que nos acechan.
-Tu
obra ha sido antologada por la editorial Blume y para Cálamo ha sido una de los
mejores libros editados este año. ¿Qué significan para ti hoy las librerías
independientes y Cálamo en especial?
-Veo
que las librerías independientes están llevando a cabo una fuerte lucha por
sobrevivir y por marcar su personalidad. Cálamo es una librería de toda la
vida, con treinta años de trayectoria y trabajo profesional a la que me gusta ir con asiduidad. No suelo visitar librerías
generalistas o grandes superficies comerciales
en los que el trato personal no existe ni les interesa lo que exponen.
En los centros comerciales prima tan solo la rentabilidad económica. No es
casual que lo primero con lo que te encuentras al entrar en ellas sea la
joyería y la perfumería, y que en su sección de librería lo único que se vea a
primera vista sean los bestsellers. La mayoría de los libros de interés, muchos
de ellos publicados por editoriales independientes, son marginados por su menor rendimiento económico. Los buenos espacios
expositivos y los escaparates se reservan para la ediciones de venta masiva,
sean o no de calidad. No hace mucho leí
que en Madrid que una librería va a apostar únicamente por los libros de
venta reducida, lo que me parece no solamente valiente sino también inteligente.
-El
periodismo no escapa, más bien todo lo contrario, de las dificultades que
tienen muchas empresas para sobrevivir en estos momentos. No paran de
anunciarse despidos, cierres e impagos...
-El
problema se ubica, justamente, en el campo empresarial. Porque la gestión
empresarial quiere convertir el periodismo en mera mercancía, y si es posible
de alta rentabilidad económica: las noticias solo valen si dan beneficios. El
periodismo de investigación en este país brilla por su ausencia. Todo lo que
existe son filtraciones interesadas. Un ejemplo: se ha escrito y hablado de la enorme corrupción de las
entidades financieras y de las cajas de ahorros ubicadas en la comunidad
valenciana (CAM y otras), pero en cambio que poco sabemos (o mejor, que poco se
ha publicado) de lo que ha ocurrido con
los bancos en Catalunya. En España los medios de comunicación confraternizan
con los empresarios y los políticos, lo que lleva al periodismo a una crisis de identidad. El público, que se da cuenta de lo que está
pasando, ya no lo ve como un oficio honesto, sino que lo relaciona con la corrupción y en
nepotismo. El periodismo de investigación implica hacerse muchas preguntas, y
eso conlleva, entre otras cosas, el enfrentarse a la especulación, a las entidades
financieras y a muchas grandes empresas con intereses en los
medios de comunicación.
-¿Cuál
es el periodismo que nos queda?
-Sigo
creyendo, por supuesto, en el periodismo, con mayúsculas. Su supervivencia
debería ser tan importante para el ciudadano como los derechos a la sanidad y a
la educación, ya que es una garantía de libertad. Pero qué pocos empresarios de
la comunicación creen en ello. Para que el periodismo de verdad sobreviva
debemos de plantearnos que necesariamente tendremos que pagar por ello: no le
pedimos a un quiosquero que nos regale el periódico, ni podemos esperar de
manera necesaria encontrar en internet
de manera gratuita noticias bien elaboradas ni investigaciones fiables. Los
periodistas, para que hagan su trabajo a fondo y puedan contar lo que está
ocurriendo, necesitan generar los ingresos necesarios que permitan sus
subsistencia y las de las empresas periodísticas.
-Porque
parece que estamos viviendo en el boom de los titulares, de un conflicto
pasamos a otro en dos días, y luego a otra cosa que no tiene nada que ver...
-Es
una guerra de titulares que se aprovecha del dolor ajeno, que lo convierte en
mercancía. Estas navidades se nos ha saturado hasta el extremo con la matanza
de niños en una escuela de Estados Unidos, nos han contado hasta el color de sus
ojos. Vamos sumando cifras de muertos como si nada. Y es tremendo además constatar como mediáticamente no todos los muertos son iguales, como la
enorme cifra diaria de personas fallecidas a causa de la violencia en Afganistán,
Siria o Sudán no merecen casi ni una línea en la prensa o una corta mención en
la radio o en la televisión
Hace
veinte años había el doble y hasta el triple de texto informativo en cada
página de un periódico, muchísima más
información que ahora. Los empresarios del sector se creen muy listos, y
afirman que a la gente ya no le gustan las historias serias y bien hechas
acerca de la realidad. Obviamente, es mentira. En estos momentos hay una
demanda, más que nunca, de que se explique bien todo lo que ha pasado y sigue
pasando.
-En
tu caso, que has trabajado en muchos conflictos armados, te has enfrentado al
dolor y has rehusado, por principios, no utilizarlo como un instrumento para
informar y vender a quienes buscan eso. ¿Cómo te has planteado tu manera de
trabajar siguiendo esa línea profesional?
-Es
una actitud muy simple. Quiero tratar a la gente como me gustaría que me
tratasen a mí. Cuando veo a gente pasando hambre, agonizando, no quiero contarlo
de una manera de la que luego pueda sentirme avergonzado. Trabajo con personas
por la dignidad de esas personas. No quiero conseguir una instantánea fácil y obscena que se venda fácil si luego no puedo mirarme al espejo por la
noche. Hay una conciencia de la dignidad que el buen periodista debe tener, una
conciencia que ante todo tenga en cuenta los derechos de los otros.
Cuando hablo con jóvenes estudiantes de
periodismo que quieren trabajar en zonas de conflicto, siempre les planteo un
primer punto, esencial: tienes que estar dispuesto a sentir el dolor de las
víctimas para transmitir con decencia, es
la obligación de todo buen periodista.
Porque cuando te alejas de la zona en la que has trabajado, algo de ti muere,
parte de tu vida, de tus ilusiones. Es muy duro ver cómo se comporta el ser
humano en situaciones extremas. Personas que en una situación normal no
matarían ni a una mosca se convierten en
asesinos. Es muy fácil decir desde la comodidad y la seguridad que nunca harías
una cosa semejante. Pero cuando conoces a gente que ha sido violada y ha padecido
abusos violentos siempre te dicen exactamente lo mismo: nunca hubiese pensado
que me harían lo que me han hecho. En muchas de estas situaciones hay que morir para no matar,
y ahí es donde te juegas verdaderamente la vida. Si escondes a tu vecino te van
a matar a ti. En España se cometieron crímenes muy graves durante la Guerra
Civil, y hablar de ello sería hablar de nuestros abuelos. Aquí también se
asesinó, se robó y se violó, y fue el pueblo contra el pueblo. En estas
situaciones es cuando hay que dar lo mejor de uno mismo, y el coraje y la
valentía solo lo tienen aquellas personas que luchan y resisten a pesar de las
atrocidades.
-En
esta situación en la que el periodismo en España pasa por esta complicada
situación, ¿qué pueden hacer los jóvenes que quieren dedicarse a esta
profesión?
-Conozco
a muy buenos jóvenes fotógrafos. Hay periodistas fantásticos que han cubierto
Siria, Libia o Afganistán. Hay que irse fuera. Aprovechar los años en la
Universidad para estudiar inglés y otros idiomas, como el chino o el árabe, e
irse a trabajar en otro sitio. Aquí, alguien que tenga menos de treinta años
estará mal pagado y mal tratado, y tendrá unos jefes que han pisoteado todos
los principios. En los grandes medios que ahora están haciendo despidos masivos
no les importan para nada los colaboradores, ni defender el buen periodismo. Me
río cuando muchos directivos de empresas periodísticas hablan principios éticos.
Al final muchos de los periodistas que tienen trabajo se preocupan más de no
molestar a sus jefes y a los intereses de las empresas que les pagan que de
ejercer su profesión con libertad y dignidad. No quiero ser pesimista, por supuesto que todavía quedan grandes
profesionales, pero las nuevas generaciones lo tienen mal en el panorama actual
de los medios de comunicación en España.
Disponible en librería Cálamo
Gervasio Sánchez me parece un ejemplo de ética profesional. Sus crónicas y fotografías no sólo reflejan la realidad, sino que hacen pensar en el periodismo como género literario.
ResponderEliminar¿Cuál es la diferencia entre narración periodística y narración literaria? En apariencia que la primera aborda hechos reales, mientras la segunda relata sucesos ficticios.
Pero la realidad recordada, por muy realidad que sea, por muy documentada que esté, ¿no termina siendo una forma de ficción?
En los últimos años se ha puesto de moda la "autoficción" como género literario (Giralt Torrente, Delphine de Vigan, Karl Ove Knausgard...). También el periodismo narrativo (se ha reeditado a Guy Talase, se han antologado por Anagrama y Alfaguara las crónicaslatinoamericanas...). Esto último me resulta paradójico, dado que comparto totalmente las críticas de Gervasio Sánchez al periodismo actual
Ambos, la autoficción y el periodismo narrativo, me parecen modos de "ficcionalizar" la realidad.
Y concluyo este comentario con una cita de Ignacio Echevarría procedente de El Cultural de hoy, 3 de enero de 2012, del artículo "Información y novela". Dice así: "El desarrollo de la novela en cuanto género estuvo ligado al de la prensa escrita, en cuyo marco hizo su aparición esa forma de comunicación que es la información". Invito a leer el artículo completo.