Erlend Loe (1968) publicó la maravillosa Naíf. Súper por primera vez en Noruega en 1996, pero tuvieron que pasar diecisiete años hasta que pudiera leerse volcada al idioma español. Eso acaba de suceder de la mano de Nórdica, y la crítica afirmó que la novela de Loe sería del agrado del lector de El guardián entre el centeno de J.D. Salinger. Llevaban razón, pero las similitudes guiaban asimismo a rincones más insospechados. En Naíf. Súper encontramos a un narrador protagonista de 25 años sin nombre, que no estudia y que tampoco trabaja y su única dedicación es encontrarse a sí mismo. El estilo de Loe aquí es minimalista. Su humor es contagioso.
«Dijo que seguramente hay miles de personas que tocan fondo todos los días. Que la mayoría lo pasa un poco mal durante un tiempo, pero que luego se recupera. Mi hermano es un optimista y quería ayudarme.
Yo estaba pensando que aquello debía de ser el fondo. Tenía miedo de haberme hastiado de vivir, de no volver a sentir jamás entusiasmo.»
Naíf. Súper, Erlend Loe
Inevitablemente, lo anterior nos lleva a pensar en esos jovencísimos autores vinculados a la Alt Lit (Literatura alternativa), nacidos un par de décadas o tres después de Loe; de Tao Lin a Ben Brooks. No es muy probable que esta última hornada de autores anglosajones haya leído al escritor noruego. De ahí que lo más apasionante de la comparativa sea la magia de imaginar a dos corrientes o estilos sin relación aparente, hablando de lo mismo y con un estilo muy parecido. Ambos son el más divertido reflejo del aburrimiento y la decepción en dos sociedades económicamente prósperas. El estado de bienestar del norte de Europa frente al consumismo en Gran Bretaña o Estados Unidos en el siglo XXI. Tanto unos como otros hacen que el lector se sienta vertiginosamente joven, para bien o para mal. Aunque casi siempre para bien.
«Habría resultado facilísimo enumerar las ocasiones en que una chica me había traicionado, la de veces que me habían hecho daño. Y, de haber querido hacerlo, habría sido igual de fácil elaborar una lista con todas las chicas a las que yo había infligido dolor. La primera, Lorraine.Sheila Heti es una escritora canadiense que nació hace 36 años. Su literatura acaba de llegar a España de la mano de Alpha Decay, responsable de la traducción de ¿Cómo debería ser una persona? (Una novela desde la vida), y su novela va precisamente de eso: la vida. Por grandilocuente que pueda sonar, seguramente sea esta la razón por la que Heti merece una sucesión de elogios que van desde el afamado crítico James Wood a la creadora y protagonista de la serie Girls Lena Dunham. Heti no es la clase de autora cuya escritura denote unos inmensos esfuerzos por demostrar su virtud estilística; tampoco va a sermonearte sobre el tiempo que te ha tocado vivir. Lo que hace Heti, y muy bien además, es poner sobre la mesa una sucesión de situaciones que te serán del todo reconocibles. Dos amigas sufren discusiones consigo mismas acerca del grado de sinceridad que deben imponerse entre ellas; las dos se compran el mismo vestido y eso es motivo de enfado; la dos duermen desnudas en un hotel… ¿y qué pasa luego? La respuesta a preguntas pequeñas como ésta y a preguntas más grandes que la vida —¿cómo debería ser una persona?— se hallan en esta inmensa novela de Sheila Heti.
En cambio, no posaba lo mismo con los hombres. Desde mi adolescencia me había sentido atraída únicamente por hombres, del mismo modo que yo les atraía a ellos: como amantes y como amigos.»
¿Cómo debería ser una persona? Una novela desde la vida, Sheila Heti
Felices lecturas,
Cálamo.
Esa es una de las cosas negativas de esta sociedad, la promoción de la adolescencia e infantilismo eterno que lleva a la inmadurez, al desentendimiento y a la irresponsabilidad.
ResponderEliminarTanto el positivismo bobo como el derrotismo son igual de contraproducentes.Templanza.
De escritores noruegos me quedo con Knut Hamsun.
Es mi opinión.