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jueves, 26 de diciembre de 2013

Las 50 islas más increíbles a las que podrás ir gracias a la literatura



En su  Libro de las maravillas del mundo, Marco Polo dejó para la posteridad el testimonio de unos extraños seres a los que llamó unicornios. No se trataba de animales de aspecto equinos. Sus patas recordaban a elefantes y su pelaje era aquel de los búfalos. El unicornio de Marco Polo era real, sólo que ahora los llamamos rinocerontes. Era el siglo XIII, claro, y todo aquello que la ciencia y la razón no habían explicado podía fácilmente completarse con la imaginación.

En Atlas de islas remotas, Judith Schalansky persigue esa misma voluntad: un viaje donde se alternan la rigurosidad y la libertad imaginativa, donde se corrobora la veracidad de las fuentes, pero donde «no resulta posible saber con certeza si todo sucedió exactamente como es narrado, porque la realidad de una isla no se puede reducir a sus coordenadas geográficas y su historia».

La diferencia se ve en los resultados: no hablamos ya de un manual de geografía, sino de un proyecto poético, tal y como aclara Schalansky en la introducción. Ese proyecto busca, entre otras cosas, alejarse de la cartografía política, donde los mapas indican apenas «quién gobierna cada mancha de color». Si tenemos en cuenta que los primeros mapas que cayeron en manos de la autora fueron los de su escuela, en Alemania del Este, entenderemos mejor que esos mapas le resulten obsoletos, aburridos y hasta opresivos. Líneas que delimitaban fronteras infranqueables, zonas invadidas y libertades perdidas.
Pero si el viaje es desde el sofá, y la proa se dirige a islas remotas como la de Pedro I, donde nadie ha puesto nunca el pie, el atlas enciclopédico se convierte en la posibilidad de relatos fantásticos, de personajes oscuros, de peligros mortales y de paraísos (e infiernos) perdidos. Véase, por ejemplo, el texto que acompaña al mapa de Trinidad (Brasil):
Este lugar es un desastre topográfico, el archipiélago entero está esparcido de modo arbitrario sobre el océano, el suelo es escarpado, resbaladizo y hostil. Con frecuencia alguien sale a dar un paseo y desaparece sin dejar rastro alguno, sin regresar nunca más, arrastrado quizás por las olas de más de un metro de altura o aplastado tal vez por un desprendimiento…
Nos encanta este atlas. Es un libro extraño, curioso, es un híbrido melancólico y divertido. Y es también una co-edición de dos editoriales que han tenido un excelente año: Nórdica Libros y Capitán Swing. Esas y muchas otras razones son las que hacen de este atlas uno de los nominados a los Premios Cálamo de este año.

Atlas de islas remotas, de Judith Schalansky.
Nórdica Libros y Capitán Swing.

viernes, 22 de noviembre de 2013

Un atlas, una novela, un cumpleaños y un centenario. Recomendaciones literarias para acabar noviembre haciendo lo que más nos gusta: leer.

Noviembre tiene aún muchas novedades, y elegimos algunas –las más curiosas, las que más darán que hablar– para recomendaros. Y celebramos también dos aniversarios centenarios, con otras dos recomendaciones clásicas.
Manta, café (o té, o cognac) y una buena lámpara... y a leer.


Atlas de islas remotas, de Judith Schalansky. (Nórdica Libros y Capitán Swing)


En 1990, más personas habían puesto el pie en la Luna que en la isla de Pedro I. Así de remotas, así de alejadas, así de misteriosas son las cincuenta islas que Judith Schalansky elige para cartografiar, reimaginar y presentarnos en este atlas tan deslumbrante que seguramente más de uno comprará para regalar y se lo acabará quedando. 
Ah, y una nota muy importante: hay, en la exploración de Schalansky, una voluntad poética que se aleja del atlas meramente geográfico, documental. Véase el subtítulo del libro: "Cincuenta islas en las que nunca estuve y a las que nunca iré". Quizás pueda decirse de otra manera: los viajes siempre son más intensos en nuestra mente. Y por eso Schalansky entreteje relatos y hechos inexplicables y hasta increíbles con mapas y documentos reales, creando un proyecto donde de golpe ya no importa demasiado corroborar nada, sino creer, hacer el pacto, y visitar las islas.

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Por si se va la luz, de Lara Moreno. (Lumen)





La primera novela de Lara Moreno (Sevilla, 1978) ha conquistado a los libreros: ha sido elegida Nuevo Talento Literario Fnac y recomendada una y otra vez en librerías.

Dos estaciones –invierno y verano– y dos personajes, Martín y Nadia, se alternan y recorren esta novela que plantea más preguntas que respuestas y que nace de «una de las obsesiones que teníamos hace años, porque ahora parece que no importa a nadie, como el cambio climático y la escasez de recursos». El resultado es un tejido de voces y reflexiones y un sorprendente final.
«Entonces, cuando es de noche y Martín posa su mano sobre uno de mis muslos, le pregunto: ¿Hemos venido aquí a ser viejos?»

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Por el camino de Swan, de Marcel Proust. 1913-2013





Sin dudas, el clásico francés del siglo XX,  En busca del tiempo perdido se inicia en 1913 con la publicación de Por el camino de Swan. Los resortes inexplicables del tiempo, la memoria y la experiencia están en este primer tomo condensados en la famosa escena de la magdalena, cuyo sabor desata los recuerdos más inesperados.

El 14 de noviembre de este año se cumplió un siglo de la primera edición de Por el camino de Swann, y el inicio de uno de los ciclos narrativos más importantes de la Literatura Universal. Para quienes ya hayan recorrido los laberintos mnemónicos de Proust, este es un buen momento para revisitarlos. Para quienes no lo hayan hecho, siempre es bueno tener grandes libros pendientes, ¿no?
Y para quienes no quieran todavía sumergirse en los siete monumentales tomos, recomendamos un breve ensayo, Sobre la lectura, del querido Marcel, que preludia ya el estilo de En busca del tiempo perdido.


«Quizá no hubo días en nuestra infancia más plenamente vividos que aquellos que creímos dejar sin vivirlos, aquellos que pasamos con un libro favorito.»

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Albert Camus. Centenario de su nacimiento.



Este 7 de noviembre, de haber gozado de la longevidad que queremos para nuestros clásicos, Albert Camus hubiese cumplido 100 años. 
En 1944 le fue otorgado el Premio Nobel de Literatura por «el conjunto de una obra que pone de relieve los problemas que se plantean en la conciencia de los hombres de hoy». Entre esa obra se encuentra El extranjero, con toda probabilidad su obra más popular y leída, pero también otras dos obras que recomendamos como celebración de este centenario. 


El exilio y el reino, una colección de relatos cuyo hilo conductor es el exilio -en varias de sus posibles formas- que viven los protagonistas a través de la idea de la existencia y la fraternidad humana.
En El mito de Sísifo parte de la historia mitológica para abordar cuestiones como las del suicidio, el valor y el sentido de la vida ante el esfuerzo incesante y aparentemente inútil del hombre. La cita que abre el ensayo resume la idea central que discutirá y, a la vez, cierra esta recomendación libresca. Ahora queda lo mejor, ¡a leer!
«No te afanes, alma mía, por una vida inmortal, pero agota el ámbito de lo posible.»