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domingo, 12 de abril de 2015

Once relatos sobre el dolor y la felicidad, y una clase magistral sobre indies, hipster y gafapastas: Nuria Barrios, Nando Cruz y Víctor Lenore en Cálamo.

La tercera semana de abril en Cálamo nos trae una agenda abultada: dos presentaciones y tres libros para conocer cuando cae la noche en Zaragoza.

La distancia que separa el dolor de la felicidad: Ocho centímetros, de Nuria Barrios.

El lunes 13 de abril a las 20 horas, Nuria Barrios nos visita para presentar Ocho centímetros (Páginas de Espuma). Once relatos que ilustran la breve distancia entre el dolor y la felicidad «He contado la vida tal cual es. Solo he puesto un espejo delante de cualquiera para ver que todo esto que ocurre es la vida misma, lo que nos pasa a cada uno de nosotros en un momento dado», como explica a Efe.

Ocho centímetros, por Nuria Barrios (Páginas de Espuma)



«Sabe crear tensión, imagina situaciones tan estrambóticas como atractivas y tiene la extraña capacidad de resultar igual de creíble cuando narra con voz masculina que cuando narra en femenino» —La Vanguardia.
«Lúcida, irónica, Nuria Barrios nos sumerge en historias, a veces trágicas y a veces cómicas» —Qué leer.
«Nuria Barrios tiene una mirada muy inquietante para descubrir el enredo de los sentimientos, la bulla y fragilidad del animal racional» —El País.

Martes de presentación doble: Pequeño Circo, de Nando Cruz, y Indies, Hipsters y gafapastas, de Víctor Lenore.

Pequeño Circo. Por Nando Cruz. (Contra, 2015)

El martes 14 de abril a las 20h la cosa va de indies: Nando Cruz y Víctor Lenore coincidirán en Cálamo para hablarnos de los nuevos y no tan nuevos modelos culturales y tribus urbanas.
Nando Cruz nos visitará con Pequeño circo. Historia oral del Indie en España, (Contra). Más de cien entrevistas a lo largo de un año y medio de trabajo conforman el mosaico de una generación que significó el relevo musical a finales de los 80s: la generación indie.



Victor Lenore presentará Indies, hipsters y gafapastas (Capitán Swing), libro que parece complementar y continuar al de Nando Cruz: si aquél nos cuenta el surgimiento de la cultura indie, Lenore nos narra su conversión a lo mainstream. Como reza su contraportada: «¿Estamos ante la cultura favorita de la clase dominante? Cada vez quedan menos dudas. La Reina Letizia se escapa de la Zarzuela para acudir a conciertos de grupos indie como Eels, Los Planetas y Supersubmarina. El magnate derechista Rupert Murdoch invierte cincuenta millones de euros en Vice, grupo mediático de referencia para los hipsters de todo el mundo. Pero la cultura indie, hipster y gafapasta promociona valores incompatibles con las aspiraciones igualitarias de la contracultura y de movimientos sociales masivos como el 15M.»

Indies, hipsters y gafapastas, por Víctor Lenore. (Capitán Swing)

Dos presentaciones imperdibles para esta semana. ¡Os esperamos en Cálamo!

lunes, 31 de diciembre de 2012

Entrevista a Gervasio Sánchez: "Sigo creyendo en el periodismo en mayúsculas"

Gervasio Sánchez (Córdoba, 1959) constituye, desde hace décadas, un referente de ética y rigor profesional en el campo del periodismo. Su trabajo como fotógrafo en conflictos armados ha sido reconocido mundialmente, y en España ha recibido numerosos premios tanto por publicaciones concretas como por su trayectoria profesional. Combativo, fuertemente comprometido con su profesión  y muy crítico con la actual situación de los medios de comunicación,
Gervasio habla con nosotros sobre su forma de entender la carrera periodística en el convulso mundo que vivimos. Y aprovechamos para felicitarle por su último libro publicado, Antología,  obra publicada por la Editorial Blume, y que recoge en una espléndida selección de su trabajo a lo largo de los últimos 25 años. Antología ha sido nominada para la XII edición de los Premios Cálamo.

Su conversación “respira” la honestidad y sinceridad de un profesional que nunca ha vendido sus principios para hacerse un hueco en espacios en los que no cree. Lejos de ser pesimista, sino completamente realista y valiente, Gervasio afronta de cara y sin tapujos los problemas que nos acechan.

-Tu obra ha sido antologada por la editorial Blume y para Cálamo ha sido una de los mejores libros editados este año. ¿Qué significan para ti hoy las librerías independientes y Cálamo en especial?

-Veo que las librerías independientes están llevando a cabo una fuerte lucha por sobrevivir y por marcar su personalidad. Cálamo es una librería de toda la vida, con treinta años de trayectoria y trabajo profesional a la que me gusta  ir con asiduidad. No suelo visitar librerías generalistas o grandes superficies comerciales  en los que el trato personal no existe ni les interesa lo que exponen. En los centros comerciales prima tan solo la rentabilidad económica. No es casual que lo primero con lo que te encuentras al entrar en ellas sea la joyería y la perfumería, y que en su sección de librería lo único que se vea a primera vista sean los bestsellers. La mayoría de los libros de interés, muchos de ellos publicados por editoriales independientes, son marginados por su  menor  rendimiento económico. Los buenos espacios expositivos y los escaparates se reservan para la ediciones de venta masiva, sean o no de calidad. No hace mucho  leí que en Madrid  que una librería  va a apostar únicamente por los libros de venta reducida, lo que me parece no solamente valiente sino también inteligente. 

-El periodismo no escapa, más bien todo lo contrario, de las dificultades que tienen muchas empresas para sobrevivir en estos momentos. No paran de anunciarse despidos, cierres e impagos...

-El problema se ubica, justamente, en el campo empresarial. Porque la gestión empresarial quiere convertir el periodismo en mera mercancía, y si es posible de alta rentabilidad económica: las noticias solo valen si dan beneficios. El periodismo de investigación en este país brilla por su ausencia. Todo lo que existe son filtraciones interesadas. Un ejemplo: se ha escrito y  hablado de la enorme corrupción de las entidades financieras y de las cajas de ahorros ubicadas en la comunidad valenciana (CAM y otras), pero en cambio que poco sabemos (o mejor, que poco se ha publicado)  de lo que ha ocurrido con los bancos en Catalunya. En España los medios de comunicación confraternizan con los empresarios y los políticos, lo que lleva al periodismo a una crisis  de identidad.  El público, que se da cuenta de lo que está pasando, ya no lo ve como un oficio honesto, sino  que lo relaciona con la corrupción y en nepotismo. El periodismo de investigación implica hacerse muchas preguntas, y eso conlleva,  entre otras cosas, el  enfrentarse a la especulación, a las entidades financieras   y a muchas grandes empresas con intereses en los medios de comunicación. 

-¿Cuál es el periodismo que nos queda?

-Sigo creyendo, por supuesto, en el periodismo, con mayúsculas. Su supervivencia debería ser tan importante para el ciudadano como los derechos a la sanidad y a la educación, ya que es una garantía de libertad. Pero qué pocos empresarios de la comunicación creen en ello. Para que el periodismo de verdad sobreviva debemos de plantearnos que necesariamente tendremos que pagar por ello: no le pedimos a un quiosquero que nos regale el periódico, ni podemos esperar de manera necesaria  encontrar en internet de manera gratuita noticias bien elaboradas ni investigaciones fiables. Los periodistas, para que hagan su trabajo a fondo y puedan contar lo que está ocurriendo, necesitan generar los ingresos necesarios que permitan sus subsistencia y las de las empresas periodísticas.

-Porque parece que estamos viviendo en el boom de los titulares, de un conflicto pasamos a otro en dos días, y luego a otra cosa que no tiene nada que ver...

-Es una guerra de titulares que se aprovecha del dolor ajeno, que lo convierte en mercancía. Estas navidades se nos ha saturado hasta el extremo con la matanza de niños en una escuela de Estados Unidos, nos han contado hasta el color de sus ojos. Vamos sumando cifras de muertos como si nada. Y es tremendo además  constatar como mediáticamente  no todos los muertos son iguales, como la enorme cifra diaria de personas fallecidas a causa de la violencia en Afganistán, Siria o Sudán no merecen casi ni una línea en la prensa o una corta mención en la radio o en la televisión
Hace veinte años había el doble y hasta el triple de texto informativo en cada página de un periódico,  muchísima más información que ahora. Los empresarios del sector se creen muy listos, y afirman que a la gente ya no le gustan las historias serias y bien hechas acerca de la realidad. Obviamente, es mentira. En estos momentos hay una demanda, más que nunca, de que se explique bien todo lo que ha pasado y sigue pasando.

-En tu caso, que has trabajado en muchos conflictos armados, te has enfrentado al dolor y has rehusado, por principios, no utilizarlo como un instrumento para informar y vender a quienes buscan eso. ¿Cómo te has planteado tu manera de trabajar siguiendo esa línea profesional?

-Es una actitud muy simple. Quiero tratar a la gente como me gustaría que me tratasen a mí. Cuando veo a gente pasando hambre, agonizando, no quiero contarlo de una manera de la que luego pueda sentirme avergonzado. Trabajo con personas por la dignidad de esas personas. No quiero conseguir una instantánea fácil y  obscena que se venda fácil  si luego no puedo mirarme al espejo por la noche. Hay una conciencia de la dignidad que el buen periodista debe tener, una conciencia que ante todo tenga en cuenta los derechos de los otros.
Cuando hablo con jóvenes estudiantes de periodismo que quieren trabajar en zonas de conflicto, siempre les planteo un primer punto, esencial: tienes que estar dispuesto a sentir el dolor de las víctimas para transmitir con decencia,  es la obligación de todo buen  periodista. Porque cuando te alejas de la zona en la que has trabajado, algo de ti muere, parte de tu vida, de tus ilusiones. Es muy duro ver cómo se comporta el ser humano en situaciones extremas. Personas que en una situación normal no matarían ni  a una mosca se convierten en asesinos. Es muy fácil decir desde la comodidad y la seguridad que nunca harías una cosa semejante. Pero cuando conoces a gente que ha sido violada y ha padecido abusos violentos siempre te dicen exactamente lo mismo: nunca hubiese pensado que me harían lo que me han hecho. En muchas de  estas situaciones hay que morir para no matar, y ahí es donde te juegas verdaderamente la vida. Si escondes a tu vecino te van a matar a ti. En España se cometieron crímenes muy graves durante la Guerra Civil, y hablar de ello sería hablar de nuestros abuelos. Aquí también se asesinó, se robó y se violó, y fue el pueblo contra el pueblo. En estas situaciones es cuando hay que dar lo mejor de uno mismo, y el coraje y la valentía solo lo tienen aquellas personas que luchan y resisten a pesar de las atrocidades. 

-En esta situación en la que el periodismo en España pasa por esta complicada situación, ¿qué pueden hacer los jóvenes que quieren dedicarse a esta profesión?

-Conozco a muy buenos jóvenes fotógrafos. Hay periodistas fantásticos que han cubierto Siria, Libia o Afganistán. Hay que irse fuera. Aprovechar los años en la Universidad para estudiar inglés y otros idiomas, como el chino o el árabe, e irse a trabajar en otro sitio. Aquí, alguien que tenga menos de treinta años estará mal pagado y mal tratado, y tendrá unos jefes que han pisoteado todos los principios. En los grandes medios que ahora están haciendo despidos masivos no les importan para nada los colaboradores, ni defender el buen periodismo. Me río cuando muchos directivos de empresas periodísticas hablan principios éticos. Al final muchos de los periodistas que tienen trabajo se preocupan más de no molestar a sus jefes y a los intereses de las empresas que les pagan que de ejercer su profesión con libertad y dignidad. No quiero ser pesimista,  por supuesto que todavía quedan grandes profesionales, pero las nuevas generaciones lo tienen mal en el panorama actual de los medios de comunicación en España.



Disponible en librería Cálamo