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martes, 30 de septiembre de 2014

«La polémica entre el libro en papel o en digital me resulta profundamente aburrida». Elvira Navarro, escritora, editora por un año en Caballo de Troya y participante del II Encuentro Talento Editorial.

Si entendemos Talento Editorial como un espacio de discusión y debate sobre el sector de la edición, los cambios y los nuevos modelos de trabajo, resulta imprescindible analizar el caso de Caballo de Troya. Tras la jubilación de Constantino Bértolo, la editorial propone un modelo de editores invitados que toman el cargo durante un año.
La primera invitada es Elvira Navarro autora de tres novelas, la primera de ellas, La ciudad en invierno, publicada en Caballo de Troya en 2007. En el año 2010 dio el salto a Mondadori con La ciudad feliz, y en 2014 publicó La trabajadora (Penguin Random House)

Elvira Navarro participará en el Segundo Talento Editorial, dentro del Hay Festival Xalapa 2014, y no podíamos perdernos la oportunidad de entrevistarla:

Elvira Navarro. Fotografía: © Lisbeth Salas

La editorial donde vio la luz tu primera novela en el año 2007, La ciudad en invierno, te acoge ahora como la primera en ocupar la figura de "Editora invitada". ¿Qué significa para ti este regreso a Caballo de Troya y este cambio de rol entre escritora y editora? ¿Qué cambios han tenido lugar en la editorial en esos 7 años? ¿Y cuál es tu experiencia previa en el mundo de la edición?

Nunca me desvinculé de Caballo de Troya porque no he dejado de leer nunca los libros que han ido apareciendo en el sello. No los he leído todos, pero he estado pendiente de las decisiones de Bértolo. Siempre me ha parecido interesante saber por qué Constantino decidía publicar algunos libros y no otros, así que podría decirse que he permanecido desde 2007 atenta al argumento vehiculado por el catálogo. Y en fin, algunos de esos libros que Constantino decidió publicar o que se quedaron fuera eran libros que iban recomendados por mí: esa es la mayor experiencia que tengo en el mundo de la edición, aparte de mi labor como correctora editorial. Trabajé para editoriales diversas corrigiendo galeradas, e hice algún que otro informe de lectura. Quizás también debo mencionar aquí que doy talleres de escritura y que por ello continuamente me estoy enfrentando a la edición de textos.
Sobre los cambios de Caballo de Troya, diría que no los hay a nivel de argumento, es decir, que la vocación del catálogo de publicar una literatura con capacidad de intervención y puesta en duda del discurso dominante se ha mantenido coherente a lo largo del tiempo. Lo que sí cambió ha sido el diseño: de unas cubiertas cuyo aspecto no llamaba demasiado la atención se ha pasado a unas sobrecubiertas que, por decirlo de algún modo, individualizan visualmente el objeto libro y lo vuelven más atractivo en términos comerciales.

La ciudad en invierno, primera novela de Elvira Navarro.

Basándote en tu trayectoria como escritora, ¿modifica esa experiencia tu trabajo de edición con respecto a la de editores que no escriben, o que no tienen obras publicadas?

No puedo contestar a esta pregunta porque no conozco tan de cerca la labor de otros editores. Sea como sea, podría darte nombres de editores que no son escritores y le meten mucha mano a los textos, hasta el punto de que a veces los autores se quejan de que el editor, o editora, parece querer escribir de nuevo el libro. No sé en cualquier caso si tu pregunta apunta a esta dirección de que el editor, por ser escritor, se sobrepase imponiendo su escritura. Creo que lo importante para un editor que quiera publicar buena literatura es saber reconocer dónde hay un autor y no sólo un montador. Hay libros donde ves que quien los escribe domina muy bien la técnica, pero a los que sin embargo le falta ese extra difícil de explicar que hace de alguien que escribe un escritor. Un escritor, o escritora, no cuenta una simple historia, sino que da una visión que difícilmente es traspasable a otra escritura, y que tiene que ver con su manera de articular el lenguaje.

Escribes desde los dieciséis años, y uno de tus primeros trabajos fue como correctora en una editorial. ¿Cuál ha sido tu camino desde entonces hasta la publicación de La trabajadora  y tu entrada en Caballo de Troya? ¿Han estado siempre contigo las vocaciones: la de escritora y editora?

Escribo desde los seis años, desde que mi madre me regaló un diario-agenda para niñas, pero no es hasta los dieciséis más o menos cuando lo empiezo a hacer con la intención de publicar. El camino ha sido larguísimo; me pasé años mandando relatos a concursos y sin ganar nada. Me costó mucho encontrar una voz y un territorio porque me censuraba y estaba llena de teorías sobre cómo debía escribir. Las teorías son no pocas veces cinturones de castidad. 
Mi primer libro, La ciudad en invierno, supuso una conciencia de las paradojas que encierra el acto de escribir. Afirmo esto porque durante un tiempo largo La ciudad en invierno fue un improbable embrión. Yo creía estar escribiendo otra cosa que posteriormente se convirtió en mi segundo libro, y que a su vez también fue sustancialmente distinto a su concepción inicial. Esa otra cosa que pensaba estar escribiendo destilaba puntualmente un cuento, fruto de algún hilo argumental que, a pesar de ser rechazado por la inercia del texto, pedía un desarrollo. Cuando tuve los cuatro cuentos, pensé en guardarlos en un cajón a la espera de ser una escritora conocida y tener más relatos que me permitieran armar un libro de al menos 200 páginas. Había cursado un máster de edición donde nos habían dejado claro que las editoriales no publicaban libros de cuentos de autores noveles, y menos de la extensión de mi manuscrito: setenta páginas. 
La superstición jugó a mi favor: tres veces me dijo Mercedes Cebrián, a quien yo conocía poco, que a su editor, Constantino Bértolo, iba a gustarle lo que yo hacía. 
Por aquel entonces yo estaba fuera del circuito literario: ignoraba quién era Constantino Bértolo, y Caballo de Troya sólo traía a mi cabeza la novela de J.J. Benítez. Pero, como digo, soy supersticiosa, así que la tercera vez que Cebrián me instó a mandar el libro a Bértolo lo hice. Mi trayectoria a partir de ahí ya se sabe: en 2009 publiqué La ciudad feliz, que ganó el Jaén de novela, y este año ha salido La trabajadora. He pasado de trabajar como correctora externa para editoriales a dar talleres de escritura. Mi entrada en Caballo de Troya se la debo a Constantino Bértolo, a quien le pareció que yo podía ser un buen testigo suyo, y a Claudio López de Lamadrid, que aceptó la propuesta de Constantino. Espero que no se hayan equivocado. Y en todo caso no diría que tengo vocación de editora. Mi vocación es escribir, y la edición ha sido una consecuencia que tendrá, salvo imprevistos, una duración breve: para 2016 en Caballo de Troya habrá otro editor, pues como sabes se está apostando por que cada año sea una persona distinta la que decida el catálogo.

Caballo de Troya da mucha importancia a la edición digital. ¿Qué piensas del formato e-book, y del mundo digital en relación con la literatura? ¿Sigue teniendo vigencia —o la tuvo alguna vez— la polémica entre el papel y el libro digital? ¿Crees que hay un "final del libro físico" en el horizonte?

Soy la persona menos indicada  para dar una visión solvente sobre este asunto, primero porque la polémica entre el libro en papel o en digital me resulta profundamente aburrida y segundo porque no soy amiga de hacer predicciones. No sé si el libro desaparecerá, tiendo a pensar que no porque nadie me ha hablado jamás del placer de leer en e-book, pero no cuento con datos más relevantes que avalen mi parecer. En cuanto al mundo digital en relación con la literatura, creo que el choque fundamental es de tiempo. Desde que existe Internet tenemos una experiencia del tiempo distinta, más fragmentaria y acelerada, que no casa con el tiempo que impone un texto literario. Y además empleamos menos horas al día en leer porque Internet nos enreda más de la cuenta. Digo lo de más de la cuenta porque el tiempo que la gente que conozco y yo pasamos en Internet no se emplea en nada demasiado útil. Procrastinar se ha vuelto demasiado fácil.

Caballo de Troya ha sido siempre un punto de lanzamiento para nuevas voces españolas y latinoamericanas —Mercedes Cebrián, Lolita Bosch y también Elvira Navarro—: ¿Será esa una de tus búsquedas como editora de Caballo de Troya? ¿Y es el formato digital una manera de dar voz a más autores noveles?

Rotundamente sí. Caballo de Troya no tendría sentido de otro modo. La modestia en los recursos debe compensarse con el riesgo y con poder editar con libertad. En cuanto a si el formato digital es una manera de dar voz a más autores noveles, desde luego en términos cuantitativos sí. Se puede publicar a más autores noveles porque sale más barato. Falta saber si tendrán la misma repercusión que los editados en papel, y a día de hoy parece obvio que no. Ahora bien, Caballo de Troya no va a editar sólo en digital. Se harán tiradas pequeñas con un diseño innovador y atractivo. Estos libros irán a algunas librerías y a prensa.

Suele preguntarse a los escritores por sus autores favoritos, y a los editores por algún mentor. Tenemos que aprovechar tus dos caras profesionales y preguntarte por ambos: ¿un autor o autora y un editor o editora que admires, y por qué? 

Como autora mencionaría a muchos escritores y escritoras a los que admiro. Me voy a quedar en España y a nombrar a Belén Gopegui, que es la autora española viva a la que más he leído porque en sus libros encuentro un diálogo estimulante y difícil con lo que hay en mí de comunidad. Como editora, aunque esta palabra la siento extraña, mencionaría a Constantino Bértolo, quien ha sabido mantener a lo largo de su carrera profesional un criterio comprometido con la potencia de la literatura para intervenir en los discursos en los que nos articulamos. Es decir: Constantino ha tenido un proyecto que se corresponde con una visión no sólo de la literatura, sino del mundo. Y además ha sido un editor al que, como autora, siempre he podido recurrir para pedirle consejo.

La trabajadora: una novela compleja que aborda el tema del doble, pero también el de la identidad, la salud mental y la crisis económica: ¿cuál ha sido tu experiencia con la novela? ¿Qué respuestas has tenido en los lectores en una obra que trata temas tan sensibles a tu generación pero también a la que te sucede?

La trabajadora, Random House, 2014.

La experiencia ha sido muy buena. La trabajadora ha tenido más lecturas que ningún otro libro mío, y en general, además de elogiosas, han sido inteligentes, lo que me lleva a pensar que el libro obliga a argumentar, es decir, que establece un diálogo no siempre fácil con el lector. Por otra parte, y yendo al tema generacional que mencionas, te diría que ha habido mucha lectura empática. Mucha gente se ha reconocido en lo narrado. 

¿Y hay nueva novela en camino durante tu año como editora?

Estoy escribiendo, pero no voy a publicar libro en 2015.

*   *   *

Elvira Navarro participará en el II Encuentro Talento Editorial en el marco del Hay Festival Xalapa 2014. 

Puedes ver aquí el programa completo y toda la información de Talento Editorial.

sábado, 12 de abril de 2014

Cálamo se transforma. Muta. ¡Cálamo cambia y te invita a participar del cambio!




No hay nada más aburrido que vivir y trabajar siempre en el mismo espacio.

Uno puede hacer siempre más o menos lo mismo sin sufrir demasiado –qué le vamos a hacer, a todo nos adoptamos–. Pero si lo cotidiano se realiza rodeado de los mismos objetos, la misma cortina color beige, la estantería repleta de fotos ajadas, el eterno lienzo de aquel pintor que prometía, del sillón heredado de tu padre, del sacacorchos pretencioso regalo de boda.... entonces se torna insufrible, insano y absurdo.
Seamos sinceros. A todos nos gustaría ser ávidos lectores practicantes de la Ética promiscua. Una guía práctica para el poliamor, las relaciones abiertas y otras aventuras (obra de D. Easton y J.W. Hardy, publicado por Melusina... ¡ya en su segunda edición!). Pero normalmente optamos por ser fieles a nuestra pareja (los que la tenemos, claro) y vivir eternamente con ella, lo que ni es bueno ni malo, simplemente es. Si al ya difícil día a día se añade el abandono propio y ajeno, el mismo vaquero tieso, la sosa camisa de cuadros comprada de saldo, el exceso de perfume “démodé”, el corte de pelo años 80 escapado de la peor pesadilla de Travolta ...entonces.... ¡Patapaf!, todo se va al carajo más pronto que tarde. 
Cambia pareja por amigos. Todos los sábados y fiestas de guardar con los mismos colegas. ¿Sabes de lo que hablamos? Al menos que Pepe no nos cuente siempre la misma anécdota de su viaje a Marruecos, que llevamos siglos visitando e invadiendo a nuestros vecinos del sur. Que María no pida siempre huevos rotos con foie por favor, que se nos revuelve el estómago.
Para vivir, para no caer en los insondables pozos de la amargura psicoanalítica, necesitamos que al menos los pequeños detalles que nos rodean no sean siempre los mismos.
Ni nos gusta aburrir ni nos gusta aburrirnos.
He aquí una buena máxima empresarial. Y Cálamo –empresa librera de escaso pero persistente rendimiento– hace suya tan tremenda sabiduría.

Por eso –una vez más y no será la última– Cálamo se transforma, muta y cambia.



Queremos muchas cosas, algunas que ni si quiera sabemos formular con claridad. Pero otras sí:

• Poner en valor (¡perdonad esta expresión tan manida!) la historia de la librería. En 30 años de trabajo han pasado muchas cosas en Cálamo, algunas documentadas y otras no, somos malos archiveros. Queremos que se vean, que se sienta que nuestras estanterías atesoran muchos recuerdos, anuncio de otros venideros.
• Hacer visible y comprensible el trabajo de gestión cultural que realizamos en México, Colombia y otros países latinoamericanos (y también en Europa). Muy exigente y muy divertido.
• Queremos ofrecerte espacios más agradables, más cómodos y divertidos, más atractivos. Que puedas servirte un buen vino y sentarte a hojear o leer un libro. Que cómodamente sentado, tus manos alrededor de una taza de café –un excelente café– charles con tus amigos o con nosotros.
• Queremos ser más eficaces y profesionales: siempre se puede y se debe mejorar.

Ya ves, todo un programa casi electoral.
Y ahora viene lo mejor: te necesitamos.
Necesitamos tus opiniones y consejos, que nos digas lo que hacemos mal y lo que hacemos bien. Que nos sugieras en qué podemos mejorar. Que nos digas qué es lo que te gusta de Cálamo y qué no.
Para todo ello te invitamos, te rogamos, que te acerques a tu librería los próximos días 14,15 y 16 de abril dispuesto a hablar y a escuchar nuestro proyecto. Si vienes a partir de las 18.30 te esperaremos con una copa de vino, que ya se sabe que ayuda a soltar la lengua. Y si vienes por la mañana, con un café.
Y te esperamos para algo más: todas las compras que nos hagas esos días irán destinadas a sufragar los gastos de la reforma.
Anda, ¡no te hagas de rogar y acércate a Cálamo! 
Si vives fuera o estás de vacaciones escríbenos por email (calamo@calamo.com), Facebook o carta manuscrita: prometemos contestarte.


Un abrazo fuerte.
En nombre de Cálamo, Paco Goyanes

jueves, 30 de enero de 2014

Primer Encuentro de Talento Editorial en el Hay Festival Cartagena de Indias. Un milagro caribeño.

El Hay Festival de Cartagena de Indias —con el que colaboramos organizando el Primer Encuentro Talento Editorial— es un milagro caribeño, una explosión de creatividad, color y vida que reivindica la paz, la justicia y la libertad en un país único y maravilloso. Durante muchos años las únicas noticias que recibíamos en España relacionadas con Colombia eran las referidas al narcotráfico, los paramilitares, los excesos policiales y militares; en definitiva a la violencia, a una violencia radical y salvaje.




Afortunadamente, y gracias ante todo a la fortaleza de una sociedad civil activa y valiente, esa imagen ha cambiado y sigue cambiando. Colombia es cultura popular rica y variada: cineastas y pintores, fotógrafos, gente del mundo del teatro... Todos ellos extraordinarios: Vallejo, Mutis, García Márquez, Ospina, Vásquez, Caicedo, Abad Faciolince. Escritores de una calidad sin par y con un dominio de la lengua española asombroso. Colombia es el lugar donde residen el Museo del Oro, la biblioteca Juan Luis Arango —dos millones de volúmenes, una programación cultural continua y de primer nivel, visitada a diario por miles de personas—, y la red de bibliotecas del Banco de la República. Un país en el que la música lo es todo y está presente en todos los momentos del día; los jóvenes bogotanos se han lanzado a crear y diseñar con una potencia creativa que recuerda los buenos momentos de la movida madrileña. 
Colombia es también el país donde ocurren y se organizan algunos de los eventos culturales más importantes del mundo. Uno de ellos es el Hay Festival de Cartagena de Indias. Del 30 de enero al 2 de febrero la ciudad se inunda de actos culturales que se celebran de manera simultánea en siete sedes y en las mismas calles de la ciudad. Miles de personas acuden a ellos para escuchar a los más de 150 ponentes que participan en casi otros tantos actos. ¿Algunos nombres? Héctor Abad Faciolince, John Boyne, Emmanuel Carrère, David Foenkinos, Gael García Bernal, Enrique Krauze, Élmer Mendoza, Rosa Montero, Cees Noteboom, Ricardo Piglia, Ignacio Ramonet, Alberto Ramos Salcedo, Evelio Rosero, José Sacco, Rüdiger Safranski, Jacobo Siruela, Irvine Welsh, Juan Gabriel Vásquez, Guadalupe Nettel, Lara Moreno o John Lee Anderson. 

Bahía de Cartagena de Indias. Fotografía: Norma Gòmez.
Colaborar con el Hay Festival es para Cálamo un enorme placer y un honor, pero también una gran responsabilidad. Para el festival hemos diseñado y organizado el Primer Encuentro Talento Editorial, un evento profesional y abierto al público que pretende dar a conocer experiencias novedosas y exitosas en la industria editorial. Un espacio en el que libreros, editores y gentes del mundo del libro intercambian ideas y reflexiones en este momento de transformaciones y cambios. En esta primera edición participan 25 profesionales de ocho países.
El desarrollo del Encuentro Talento Editorial será visible en todo el mundo gracias a una herramienta virtual alojada en la web del Hay Festival de Cartagena de Indias: textos de las ponencias, grabaciones en audio, entrevistas a los conferenciantes, datos sobre los participantes o información complementaria. La idea es que con todo el material se pueda construir un archivo digital útil tanto para los profesionales del libro como para los estudiosos o los jóvenes que quieran iniciarse en el mundo la edición.

Más información:
Web oficial del Hay Festival
Programa completo del Primer Encuentro Talento Editorial
Cálamo en el blog del Hay Festival 



jueves, 4 de julio de 2013

«La editorial es parte de mi trabajo político y cívico como individuo» Entrevista a Rubén Hernández, editor de Errata Naturae

Entrevistamos a Rubén Hernández, editor de Errata Naturae
¿Es la editorial que edita libros sobre series?
¿Es la editorial que trabaja con grandes clásicos?
¿Es la editorial que acaba de publicar una antología de textos sobre videojuegos?
¿Es una editorial comprometida políticamente?
¿Es la editorial que acerca la filosofía a los niños?
Pero...¿Son los editores unos superhéroes? No...pero casi.

Con Rubén hablamos de la trayectoria de la editorial, de cómo se definen como marca con la experiencia propia, de la cercanía con los lectores, de su vibrante futuro y...sí, también de su día a día porque, a pesar de poder catalogarles como editores del mundo de los superhéroes, son editores de carne y hueso y bien anclados y preparados para a los vendavales de nuestro presente.  
—Errata Naturae cumple ya su quinto año de trayectoria como editorial independiente en España. Mucho ha llovido (mejor dicho, habéis editado) desde entonces.  Más de 100 autores han pasado por la editorial, y 8 colecciones es vuestro despliegue actual. Desde la distancia de cinco años de profesión, ¿cómo valoras la experiencia de emprender en los albores de 2008? ¿Ha merecido la pena el esfuerzo?

—Por supuesto que ha merecido la pena, supone un esfuerzo inmenso, muchos sacrificios, horas incontables de trabajo… Como merece la pena hacer cumbre en un 3.000 metros (más alto ni me lo planteo…) aunque sufras enormemente para poder sentarte a mirar el mundo desde allá arriba, o como merece la pena tener hijos aunque tus preocupaciones se incrementen desde entonces cada día…. Hay determinados proyectos vitales cuya importancia es radical, en el sentido etimológico, no son cuantificables, y aquello que nos aportan queda un poco al margen de las estadísticas, los cálculos y los márgenes de beneficio.



—La temática y los géneros que aborda vuestro sello parece no entender de limitaciones estrictas. Desde autores clásicos como Kafka a narradores contemporáneos como Jordi Carrión, habéis trabajado en campos tanto de la ficción o la crónica de alto nivel como en el ensayo más vanguardista sobre cine o el reciente boom de las series de televisión. ¿Cómo trazasteis la estrategia para editar temas y autores tan dispares sin perder la identidad?

—La verdad es que no había una estrategia, no llegamos al campo de batalla (de las mesas de novedades) con un plan ni nada parecido. Editamos lo que nos gusta y, en la medida de lo posible, tratamos de que esos gustos, necesariamente fragmentarios, variables, heterogéneos, como piezas de un puzle, vayan dando lugar a una única imagen, eso que los publicitarios llaman la marca editorial. Con el paso de los años esa marca se ha ido haciendo más clara, incluso para nosotros mismos, y ahora 
«sabemos que hay cosas que nos gustan que no editaremos, porque son ajenas a esa marca, pero tenemos igual de claro, o más, que lo que no haremos nunca es editar algo que no nos guste»

que no nos parezca un buen libro, un libro que, en tanto que editores, nos costara defender con pasión y confianza delante de cualquiera.

—Si algo puede definir al público de Errata es, justamente, su apertura de miras y su curiosidad por no encerrarse en un único campo de la literatura o el ensayo, ¿cuál ha sido desde los inicios el contacto con vuestros lectores?

—Tenemos un contacto cotidiano a través de las redes sociales, que da muchas pistas y también muchas alegrías. Pero el contacto para mí más importante es en la Feria del Libro de Madrid: allí pasamos cada año casi tres semanas en una caseta hablando con los cientos de lectores que pasan durante ese evento, y eso tiene, al menos tres cosas muy positivas: 1. Te ayuda a entender mejor que cualquier red virtual quienes son los lectores de tus libros; 2. Te ayuda a desembarazarte de muchos prejuicios más o menos conscientes: allí he descubierto que los lectores de Errata Naturae son muchas más diversos y estratificados de lo que uno en principio imagina, pues, seguramente por comodidad, en la vida siempre tendemos a reducir y simplificar la complejidad apabullante y azarosa de lo real; y 3. Aprendo muchísimo de esos lectores.
«En la Feria del libro de Madrid he descubierto que los lectores de Errata Naturae son muchos más diversos y estratificados de lo que uno en principio imagina»
—Ya desde los inicios estuvisteis atentos a los movimientos emergentes en otros campos del ámbito de la cultura y el arte, más allá del literario. Pruebas de ello han sido la publicación de ensayos sobre las series Los Soprano, The Wire, Lost…Recientemente habéis editado ‘Extra life’, un conjunto de textos que reflexionan acerca de 10 videojuegos que marcaron la joven trayectoria de este arte todavía poco reconocido que ya comienza a ser considerado como algo más que mero entretenimiento. ¿Cómo nace y evoluciona la parte de Errata Naturae que está conectada con el pulso del resto de artes y expresiones de la cultura contemporánea?

—De manera absolutamente natural: a mí me apasionan las (buenas) series, los (buenos) videojuegos, el cómic, etc., de modo que ese interés se fue transmutando en una serie de publicaciones que, a su vez, parecen haber captado o respondido a un interés común de muchos lectores.



—Por otro lado, autores como Jean Genet o el libro ‘El Show de Berlusconi’ se sitúan como artefactos críticos que abordan desde una perspectiva política y filosófica grandes problemáticas recientes. ¿No todo es, para Errata Naturae, el arte por arte?

—De hecho nada en este proyecto es arte por el arte. Personalmente considero que la editorial es parte de mi trabajo político y cívico como individuo, desde una concepción de lo político que nada tiene que ver con los partidos ni las organizaciones, sino como construcción de lo común y resistencia ante ciertas imposiciones en el ámbito de la cultura. Y, de hecho, al revisar los casi ya veinte títulos de nuestras colecciones de ensayo (La Muchacha de dos cabezas) y de pensamiento crítico (Los Cinocéfalos), así como algunos títulos de narrativa, creo que se puede ver una línea claramente política y con una orientación muy clara y determinada.

«La editorial es parte de mi trabajo político y cívico como individuo»
—El contexto actual ha ido generando en los últimos años un aumento considerable de obras que abordan tanto la crisis económica como la crisis del proyecto europeo. ¿Se podría hablar de cierto oportunismo en todo ello? ¿Cómo habéis evitado caer en esta dinámica?

Supongo que sobre cualquier tema de actualidad (la crisis, el pornosoft, el futbol…) hay libros buenos, malos y terribles. Y entiendo que no es lo mismo ser oportunista (prescindir de valores y principios para obtener rédito del presente), que hacer algo oportunamente (saber aprovechar la oportunidad, el kairos de los antiguos griegos, puede ser una gran virtud). Nosotros hemos publicado recientemente varios libros que tienen que ver con nuestro presente en crisis (Pensar desde la izquierda. Mapa del pensamiento crítico para un tiempo en crisis o Hacia la sobriedad feliz), o que pueden obtener una nueva lectura desde el contexto actual (Walden), y creo que ofrecer libros y textos de gran calidad íntimamente relacionados con el presente que vivimos, y que nos permiten tanto pensar como modificar ese presente, es una de las labores fundamentales de un editor.



—Otro aspecto fundamental de la editorial es la recurrencia habitual a las antologías para abordar temas como el mencionado título ‘Extra life’, pero también habéis hecho una antología sobre los animales de compañía de reconocidos creadores…

—Sí, tenemos también antologías sobre los más importantes fraudes financieros de la historia del capitalismo (Madoff y Cia), sobre el presente y el futuro del cómic (Supercómic), sobre los grandes crímenes de sangre de la historia norteamericana (Asesinato en América), sobre el escritor y sus múltiples sombras (El juego del otro), sobre las mejores series de la televisión (Los  Soprano, The Wire, Juego de tronos…) etc, etc. Es una cierta marca de la casa, algo que nos gusta hacer, porque son proyectos que nacen en la propia editorial, para los que reunimos a muchos autores tanto nacionales como internacionales y que dan lugar a libros muy ricos, muy amplios en muchos sentidos, que nos gustan especialmente.

—Recientemente os habéis adentrado en el ensayo sobre el cómic, ¿podrías hablarnos sobre el surgimiento de la idea? Según parece, no es precisamente una guía de recomendaciones para principiantes.

—No, se trata de un conjunto de ensayos, escritos por autores españoles, ingleses, franceses, norteamericanos, etc., algunos directamente vinculados al mundo del cómic, otros que piensan el cómic desde la filosofía, la sociología, la historia del arte y el cine, el psicoanálisis, la teoría política…. Y el objetivo de este abanico de textos tan diversos y plurales es dar cuenta del gran vuelco que ha dado la producción de cómics en la última década: ¿qué ha ocurrido, qué nuevas tendencia, autores y perspectivas han surgido para que el cómic haya pasado de ser una cosa de frikis a tener una sección (y cada vez más amplia) en casi todas las librerías?

—Pese a abordar de manera tan solvente y ambiciosa todo este abanico de ámbitos culturales, sociales y políticos, vuestro equipo fijo sigue siendo el propio de una editorial independiente, sólida en un núcleo duro reducido y conectada con numerosos profesionales del mundo editorial —traductores, correctores, ilustradores…—. No podemos evitar la pregunta: ¿cómo es un día en la oficina vida de Errata Naturae?

—En la oficina trabajamos tres personas de forma fija y contamos efectivamente con un equipo de colaboradores externos que hacen tareas de traducción, maquetación, una parte de la corrección… En nuestra oficina suele haber cajas amontonadas, sillones cómodos para leer, ordenadores con o sin música, unos mil ejemplares de Errata Naturae y otros tantos de otros sellos a modo de biblioteca flotante,  también hay dos o tres perros (Bergman, Zola y Zama) que echan una mano si hace falta, y el próximo mes llegará un bebé (Livia) que pasará aquí muchas horas y quizás algún día se convierta en editora junior. En primavera y verano hacemos las reuniones de edición y prensa en un patio que tenemos con muchas plantas y una inmensa cabeza de búfalo que compré en California, y en invierno a veces salimos a comer al bar de la esquina, muy del barrio de Vallecas, con un retrato bastante descolorido y tenebroso de Fidel, donde hacen una lentejas para chuparse los dedos.


—Y, una pregunta también esencial, que tanto Cálamo como nuestros amigos y lectores de la editorial se cuestionan, ¿Qué acertadas ‘erratas’ preparáis para cerrar este 2013 y vuestro sexto aniversario?

—Pues publicaremos otro libro de nuestra colección de series para leer, dedicado a Breaking Bad; una excelente edición de la obra de Epicuro con la impecable traducción de Carlos García Gual; un libro sobre y de Susan Sontag; una novela de Edna O’brien (que es para Phillip Roth y Alice Munro la mejor escritora en lengua inglesa de nuestros días); un nuevo volumen de nuestra colección de filosofía para niños; un clásico indiscutible de la antropología inexplicablemente inédito hasta la fecha en España; una nueva antología textos estrictamente recientes de grandes pensadores europeos tratando el tema de la post-democracia, la guerra monetaria y la resistencia social

jueves, 27 de junio de 2013

San Sebastián, el clásico de los haikus y el país de Raymond Carver, o tres lecturas imprescindibles para dar la bienvenida al verano

Con el aumento de las horas de sol, el placer de leer con luz natural se torna más fácil; tenemos más horas para elegir el momento adecuado para la lectura. Cuando hayamos encontrado el lugar y esa hora que al fin es nuestra, aquí tenemos tres obras recientes que recomendamos desde Cálamo:

Martutene. Ramon Saizarbitoria.
¿Recuerdan la novela de Montauk, escrita por Max Frisch? En ella, Frisch pasa un fin de semana en la localidad de Long Island, que da título a la novela, y relata su experiencia durante esos días, al tiempo que recorre también su trayectoria vital.
Ramon Saizarbitoria toma como referencia Montauk y ubica su novela en Martutene, en San Sebastián, lugar en el que los personajes, dos parejas en un momento de convulsos cambios en sus respectivas relaciones, pasarán unos días con el eco de su pasado y la llegada de una socióloga americana que truncará sus vidas. Julia es traductora, Martin, escritor; Pilar y Abaitua son médicos. ¿Qué les depara la nueva convivencia con esta joven chica?

«Martutene, un hito sin parangón en la historia de la novela vasca» (Jon Kortazar)

Aware. Vicente Haya.
Por sendas de montaña. Matsuo Basho.

Si hace pocas semanas recomendábamos Aware, el libro perfecto para adentrarse en el mundo del haiku,  encontramos en Por sendas de montaña a uno de sus máximos exponentes: Matsuo Basho. Este autor del siglo XVII es el clásico de referencia en el arte de la poesía japonesa, y sus textos emanan vitalidad y cercanía con la naturaleza. 

Carver Country. Textos de Raymond Carver y fotografías de Bob Adelman.

No hay nada de Raymond Carver que no se haya dicho ya. Referencia absoluta en el arte del relato corto e incorporado como pieza esencial dentro del realismo sucio, en esta edición de Carver Country encontramos una fantástica selección de imágenes del mundo carveriano: desde su infancia hasta los parajes desolados de las ciudades en las que pasó gran parte de su vida. El libro también incluye un epílogo de Tess Gallagher, su viuda. Todos los textos proceden de sus cuentos, poemas y cartas inéditas. Las imágenes, a toda página, autoría de Bob Adelman, dotan al libro de una potencia especial para los numerosos seguidores del universo Carver. 

miércoles, 19 de junio de 2013

Isidro Ferrer: «Mi meta es seguir disfrutando de las sorpresas que me regala esta profesión»

Isidro Ferrer estudió Arte dramático y escenografía. Combina su actividad de diseñador gráfico con una intensa labor en otros campos de la imagen como la ilustración, tanto para adultos como para niños, la realización de comics, animaciones para TV, o la edición. Cuenta con más de 30 libros publicados y su obra ha sido objeto de exposiciones individuales en distintas partes del mundo. Este viernes, Ferrer será homenajeado en Cálamo por su incontestable trayectoria artística, rematada por premios como el Nacional de Diseño o en Nacional de Ilustración. Con él hablamos sobre el pasado, presente y futuro de su proyecto.  

Estudiaste arte dramático y ya desde la carta de presentación de tu web no faltan las referencias literarias («a la máquina de hacer versos que imaginó el machadiano Juan de Mairena»). ¿Cómo se relaciona Isidro Ferrer con los libros?, ¿y cuáles son los autores y la literatura que le inspiran?

Mi relación con los libros es una relación íntima y estrecha. Me gustan los libros, no solamente por su contenido si no por lo que son. El libro no solo es soporte de la literatura, también es un espacio físico contenedor de sensaciones. El libro es el papel, es el lomo, es el formato, son las tripas, son las guardas, es el cosido. El libro también es tiempo, aunque cada vez el tiempo del libro sea más breve.
Soy un lector heterodoxo, leo por curiosidad, por devoción, por necesidad, para salir, para entrar, para documentarme, para buscar y para encontrar. 
Pessoa, Coetzee, Enrique Vila-Matas, Cortázar, Christian Bobin, Clarice Lispector, John Berger, Eduardo Galeano, Bohumil Hrabal...

«Lo que ha propiciado el libre acceso a la cultura es la falsa idea de que el disfrute del trabajo creativo es gratuito.» 

Hace unos años, en 2006, asegurabas en una entrevista con El País que «para muchos el ilustrador es un señor que rellena huecos». Con todo, da la sensación de que en los últimos años el libro ilustrado ha experimentado un auge particular, en especial con las ediciones de clásicos re visitadas, y a menos a juzgar por lo que puede verse en las mesas de novedades. ¿Hemos mejorado en ese aspecto?

En estos años se ha mejorado la percepción social de la profesión, pero esta mejoría es matizable; que la presencia en librerías del libro ilustrado se haya consolidando y ocupado un lugar específico dentro de la industria editorial, a pesar de ser un género todavía muy minoritario y desarrollado fundamentalmente por editoriales independientes, no quiere decir que la profesión de ilustrador sea entendida en su complejidad y envergadura, ni mucho menos que se haya dignificado desde el punto de vista laboral.

La situación económica general y las nuevas tecnologías están planteando inte- rrogantes en todos los sectores de la creación. ¿A qué retos le planta cara el diseño y la ilustración en nuestro tiempo?, ¿cómo estás viviendo esos cambios en tu trayectoria?

El reto fundamental es el de la supervivencia, la supervivencia no del lenguaje gráfico, que está asegurado más allá de los distintos soportes (analógicos o digitales) sobre los que construya su discurso, si no la supervivencia de la profesión. Cuando uso el término profesión, me refiero a la posibilidad de hacer de esta expresión una forma de vida en términos económicos. Lo que ha propiciado el libre acceso a la cultura es la falsa idea de que el disfrute del trabajo creativo es gratuito. De esta manera lo único que se consigue es la consolidación del amateurismo como única salida para la creación.
Por otro lado la tecnología varía los soportes pero no los discursos. Lógicamente hay que hacer un esfuerzo para estar al día y participar de la contemporaneidad digital, pero hay que luchar por mantener la validez de un discurso gráfico soportado sobre la funcionalidad y el valor de las ideas.


Isidro Ferrer, por C. Anguila, de su web www.isidroferrer.com

¿Eres de la opinión de que las artes aplicadas se encuentran un peldaño por debajo de las bellas artes, o por el contrario el diseño gráfico, la publicidad... pueden cautivar y emocionar al espectador tanto o más que cualquier obra realizada en plena libertad, sin condicionamientos?

No me preocupan las jerarquías establecidas. No creo que la ilustración y el diseño (muchísimo menos la publicidad) pertenezca a las bellas artes. Tampoco creo en el “arte” con mayúsculas que discrimina a otras expresiones alternativas por el simple echo de no pertenecer a su mismo rango, en este sentido participo de la tesis que apunta Felix de Azua sobre el “acabamiento” del arte y de la cultura tal y como se ha conocido hasta ahora. 
Tanto el diseño y la ilustración como lenguajes singulares, establecen su capacidad de emoción en la intención, el tono y la validez de su discurso; la emoción no está sujeta a ninguna categoría.

«Soy un lector heterodoxo, leo por curiosidad, por devoción, por necesidad, para salir, para entrar, para documentarme, para buscar y para encontrar. Pessoa, Coetzee, Enrique Vila-Matas, Cortázar, Christian Bobin, Clarice Lispector, John Berger, Eduardo Galeano, Bohumil Hrabal...»

A juzgar por tu experiencia cabría pensar por un momento que te has apoderado de todos los éxitos habidos y por haber, aunque si has construido una trayectoria tan sóli- da sin duda habrá sido el resultado de ambición y trabajo. ¿Tus metas ahora? ¿En qué trabaja actualmente Isidro Ferrer?

No creo haberme apoderado de nada, ya que de nada soy dueño, tampoco creo ser ambicioso, nada deseo salvo vivir dignamente y con libertad de mi trabajo. Eso sí, mi trabajo me apasiona y más allá de concebirlo una profesión lo concibo como una forma de vida. Quizá sea esta implicación personal en cada uno de los procesos que entraña esta profesión la que a la larga ha consolidado una forma de hacer reconocida.
Mi meta es seguir disfrutando de las sorpresas que me regala esta profesión.
En estos momentos trabajo para la Fundación El Greco 2014 en la realización de una imagen para la comunicación del evento y en la realización de la gráfica de la programación infantil de Marsella Capital Cultural Europea 2013.

*Isidro Ferrer estará el viernes 21 en Cálamo. 

lunes, 31 de diciembre de 2012

Entrevista a Gervasio Sánchez: "Sigo creyendo en el periodismo en mayúsculas"

Gervasio Sánchez (Córdoba, 1959) constituye, desde hace décadas, un referente de ética y rigor profesional en el campo del periodismo. Su trabajo como fotógrafo en conflictos armados ha sido reconocido mundialmente, y en España ha recibido numerosos premios tanto por publicaciones concretas como por su trayectoria profesional. Combativo, fuertemente comprometido con su profesión  y muy crítico con la actual situación de los medios de comunicación,
Gervasio habla con nosotros sobre su forma de entender la carrera periodística en el convulso mundo que vivimos. Y aprovechamos para felicitarle por su último libro publicado, Antología,  obra publicada por la Editorial Blume, y que recoge en una espléndida selección de su trabajo a lo largo de los últimos 25 años. Antología ha sido nominada para la XII edición de los Premios Cálamo.

Su conversación “respira” la honestidad y sinceridad de un profesional que nunca ha vendido sus principios para hacerse un hueco en espacios en los que no cree. Lejos de ser pesimista, sino completamente realista y valiente, Gervasio afronta de cara y sin tapujos los problemas que nos acechan.

-Tu obra ha sido antologada por la editorial Blume y para Cálamo ha sido una de los mejores libros editados este año. ¿Qué significan para ti hoy las librerías independientes y Cálamo en especial?

-Veo que las librerías independientes están llevando a cabo una fuerte lucha por sobrevivir y por marcar su personalidad. Cálamo es una librería de toda la vida, con treinta años de trayectoria y trabajo profesional a la que me gusta  ir con asiduidad. No suelo visitar librerías generalistas o grandes superficies comerciales  en los que el trato personal no existe ni les interesa lo que exponen. En los centros comerciales prima tan solo la rentabilidad económica. No es casual que lo primero con lo que te encuentras al entrar en ellas sea la joyería y la perfumería, y que en su sección de librería lo único que se vea a primera vista sean los bestsellers. La mayoría de los libros de interés, muchos de ellos publicados por editoriales independientes, son marginados por su  menor  rendimiento económico. Los buenos espacios expositivos y los escaparates se reservan para la ediciones de venta masiva, sean o no de calidad. No hace mucho  leí que en Madrid  que una librería  va a apostar únicamente por los libros de venta reducida, lo que me parece no solamente valiente sino también inteligente. 

-El periodismo no escapa, más bien todo lo contrario, de las dificultades que tienen muchas empresas para sobrevivir en estos momentos. No paran de anunciarse despidos, cierres e impagos...

-El problema se ubica, justamente, en el campo empresarial. Porque la gestión empresarial quiere convertir el periodismo en mera mercancía, y si es posible de alta rentabilidad económica: las noticias solo valen si dan beneficios. El periodismo de investigación en este país brilla por su ausencia. Todo lo que existe son filtraciones interesadas. Un ejemplo: se ha escrito y  hablado de la enorme corrupción de las entidades financieras y de las cajas de ahorros ubicadas en la comunidad valenciana (CAM y otras), pero en cambio que poco sabemos (o mejor, que poco se ha publicado)  de lo que ha ocurrido con los bancos en Catalunya. En España los medios de comunicación confraternizan con los empresarios y los políticos, lo que lleva al periodismo a una crisis  de identidad.  El público, que se da cuenta de lo que está pasando, ya no lo ve como un oficio honesto, sino  que lo relaciona con la corrupción y en nepotismo. El periodismo de investigación implica hacerse muchas preguntas, y eso conlleva,  entre otras cosas, el  enfrentarse a la especulación, a las entidades financieras   y a muchas grandes empresas con intereses en los medios de comunicación. 

-¿Cuál es el periodismo que nos queda?

-Sigo creyendo, por supuesto, en el periodismo, con mayúsculas. Su supervivencia debería ser tan importante para el ciudadano como los derechos a la sanidad y a la educación, ya que es una garantía de libertad. Pero qué pocos empresarios de la comunicación creen en ello. Para que el periodismo de verdad sobreviva debemos de plantearnos que necesariamente tendremos que pagar por ello: no le pedimos a un quiosquero que nos regale el periódico, ni podemos esperar de manera necesaria  encontrar en internet de manera gratuita noticias bien elaboradas ni investigaciones fiables. Los periodistas, para que hagan su trabajo a fondo y puedan contar lo que está ocurriendo, necesitan generar los ingresos necesarios que permitan sus subsistencia y las de las empresas periodísticas.

-Porque parece que estamos viviendo en el boom de los titulares, de un conflicto pasamos a otro en dos días, y luego a otra cosa que no tiene nada que ver...

-Es una guerra de titulares que se aprovecha del dolor ajeno, que lo convierte en mercancía. Estas navidades se nos ha saturado hasta el extremo con la matanza de niños en una escuela de Estados Unidos, nos han contado hasta el color de sus ojos. Vamos sumando cifras de muertos como si nada. Y es tremendo además  constatar como mediáticamente  no todos los muertos son iguales, como la enorme cifra diaria de personas fallecidas a causa de la violencia en Afganistán, Siria o Sudán no merecen casi ni una línea en la prensa o una corta mención en la radio o en la televisión
Hace veinte años había el doble y hasta el triple de texto informativo en cada página de un periódico,  muchísima más información que ahora. Los empresarios del sector se creen muy listos, y afirman que a la gente ya no le gustan las historias serias y bien hechas acerca de la realidad. Obviamente, es mentira. En estos momentos hay una demanda, más que nunca, de que se explique bien todo lo que ha pasado y sigue pasando.

-En tu caso, que has trabajado en muchos conflictos armados, te has enfrentado al dolor y has rehusado, por principios, no utilizarlo como un instrumento para informar y vender a quienes buscan eso. ¿Cómo te has planteado tu manera de trabajar siguiendo esa línea profesional?

-Es una actitud muy simple. Quiero tratar a la gente como me gustaría que me tratasen a mí. Cuando veo a gente pasando hambre, agonizando, no quiero contarlo de una manera de la que luego pueda sentirme avergonzado. Trabajo con personas por la dignidad de esas personas. No quiero conseguir una instantánea fácil y  obscena que se venda fácil  si luego no puedo mirarme al espejo por la noche. Hay una conciencia de la dignidad que el buen periodista debe tener, una conciencia que ante todo tenga en cuenta los derechos de los otros.
Cuando hablo con jóvenes estudiantes de periodismo que quieren trabajar en zonas de conflicto, siempre les planteo un primer punto, esencial: tienes que estar dispuesto a sentir el dolor de las víctimas para transmitir con decencia,  es la obligación de todo buen  periodista. Porque cuando te alejas de la zona en la que has trabajado, algo de ti muere, parte de tu vida, de tus ilusiones. Es muy duro ver cómo se comporta el ser humano en situaciones extremas. Personas que en una situación normal no matarían ni  a una mosca se convierten en asesinos. Es muy fácil decir desde la comodidad y la seguridad que nunca harías una cosa semejante. Pero cuando conoces a gente que ha sido violada y ha padecido abusos violentos siempre te dicen exactamente lo mismo: nunca hubiese pensado que me harían lo que me han hecho. En muchas de  estas situaciones hay que morir para no matar, y ahí es donde te juegas verdaderamente la vida. Si escondes a tu vecino te van a matar a ti. En España se cometieron crímenes muy graves durante la Guerra Civil, y hablar de ello sería hablar de nuestros abuelos. Aquí también se asesinó, se robó y se violó, y fue el pueblo contra el pueblo. En estas situaciones es cuando hay que dar lo mejor de uno mismo, y el coraje y la valentía solo lo tienen aquellas personas que luchan y resisten a pesar de las atrocidades. 

-En esta situación en la que el periodismo en España pasa por esta complicada situación, ¿qué pueden hacer los jóvenes que quieren dedicarse a esta profesión?

-Conozco a muy buenos jóvenes fotógrafos. Hay periodistas fantásticos que han cubierto Siria, Libia o Afganistán. Hay que irse fuera. Aprovechar los años en la Universidad para estudiar inglés y otros idiomas, como el chino o el árabe, e irse a trabajar en otro sitio. Aquí, alguien que tenga menos de treinta años estará mal pagado y mal tratado, y tendrá unos jefes que han pisoteado todos los principios. En los grandes medios que ahora están haciendo despidos masivos no les importan para nada los colaboradores, ni defender el buen periodismo. Me río cuando muchos directivos de empresas periodísticas hablan principios éticos. Al final muchos de los periodistas que tienen trabajo se preocupan más de no molestar a sus jefes y a los intereses de las empresas que les pagan que de ejercer su profesión con libertad y dignidad. No quiero ser pesimista,  por supuesto que todavía quedan grandes profesionales, pero las nuevas generaciones lo tienen mal en el panorama actual de los medios de comunicación en España.



Disponible en librería Cálamo