miércoles, 28 de enero de 2015

Nueva cita para el mundo editorial en Cartagenas de Indias III Encuentro Talento Editorial en el Hay Festival 2015




El 2015 acaba de comenzar, y qué mejor manera de hacerlo que con uno de los eventos que más alegrías nos dan: el Encuentro Talento Editorial. Coorganizado por Hay Festival y Librería Cálamo, los encuentrs comenzaron en enero del 2014 en Cartagenas, y el viaje continuó en septiembre en México. La tercera edición regresa al Hay Festival de Cartagena, y la cita es el 29 de enero de 2015: III Encuentro Talento Editorial.


Hay Festival: la fiesta de las ideas y de la palabra.


En sus 9 años de existencia, el Hay Festival se ha consolidado como uno de los eventos literarios más importantes del mundo hispano: la literatura, el cine, la música y muchas otras ramas del arte se encuentran en una miríada de eventos inclusivos y accesibles a gente de todas las edades, con un Hay Festivalito especial para los niños.
Este año, la décima edición del Hay Festival tendrá lugar en Cartagena de Indias y contará con la presencia de escritores como el premio nóbel Jean-Marie Gustave Le Clézio, Javier Cercas, Almudena Grandes, Juan Villoro o Steven Pinkers, cineastas y músicos de la talla de Sergio Cabrera y Brian Eno. ¿Existe un lugar mejor para Talento Editorial?

III Encuentro Talento Editorial

¿Qué experiencias novedosas presenta la actividad editorial de los últimos años? ¿Cómo se enfrenta a los cambios tecnológicos, sociales o económicos de la última década? ¿Cómo se enfrenta la edición independiente a los grandes grupos editoriales? Cada Encuentro Talento Editorial es un espacio de encuentro profesional e internacional abierto a todo tipo de públicos: debates, novedades y reflexiones sobre el mundo de la edición en 3 jornadas intensas y muy interesantes.
Así fue el último encuentro en México:


Más información


Programa completo del III Encuentor Talento Editorial: PDF



martes, 20 de enero de 2015

Ya están aquí: estos son los ganadores de los Premios Cálamo edición 2014.

Tras más de un mes de votaciones de los lectores, de debate en el equipo de Cálamo y de volver una y otra vez a los nominados, llega uno de los momentos más queridos del año para nuestra librería: el anuncio de los ganadores de los Premios Cálamo en sus tres categorías: sin más preámbulos, ¡aquí van!:
Ignacio Martínez de Pisón, Belén Gopegui y Francisco Ferrer Lerín

Premio Cálamo "Libro del año 2014"

El premio "Libro del año" es elegido por votación directa de los lectores. Este año el ganador ha sido La buena reputación, de Ignacio Martínez de Pisón, y publicado por Seix Barral. 



Un tiempo y un espacio: treinta años de la historia de España, un camino que arranca en los 50 y que nos lleva del Protectorado de Marruecos a Málaga, Zaragoza y Barcelona. Un relato adictivo, milimétricamente trazado, repleto de personajes poderosos – marca de la casa- y con una asombrosa recreación de la vida cotidiana del reciente pasado de nuestro país.

Ignacio Martínez de Pisón, nacido en 1960 en Zaragoza y residente en Barcelona, ocupa un lugar central dentro de la literatura española contemporánea gracias a libros como La ternura del dragón, El fin de los buenos tiempos, El tiempo de las mujeres o Enterrar a los muertos. Sus obras -traducidas a numerosos idiomas- gozan del reconocimiento de la crítica especializada y del público lector. 


Premio Cálamo "Otra Mirada 2014"

Este año, el Premio Cálamo "Otra Mirada" se le concede a El comité de la noche, de Belén Gopegui y publicado por Penguin Random House Grupo Editorial.



Una mujer, Alex, que pierde su trabajo y que tiene que volver con su hija a la casa de sus padres; una mujer que deambula por una España sin rumbo a la que se opone para gritarle a la vida. Otra mujer, Carla, que vive en Bratislava, y trabaja en una empresa que comercia con plasma humano. Ambas se enfrentan a la barbarie, a la maldad sin límites.

Belén Gopegui nació en Madrid en 1963. Licenciada en Derecho comenzó su trabajo literario escribiendo para diversos medios de prensa. En 1993 publica – con gran éxito de crítica y público- su primera novela, La escala de los mapas, a la que han seguido entre otras La conquista del aire, Deseo de ser punk y Acceso no autorizado
La literatura de Gopegui ni es complaciente ni se recrea en juegos pirotécnicos. Reclama nuestra atención, exige nuestro esfuerzo, nos obliga a pensar y nos transforma. Belén inspira autenticidad y ternura, sabiduría y, por qué no, firmeza. 

Premio Cálamo "Extraordinario 2014"


El Premio Cálamo “Extraordinario 2014” se concede al libro Mansa chatarra, obra de Francisco Ferrer Lerín editada por José L. Falcó y publicada por Jekyll & Jill Editores.


Se recogen en Mansa chatarra una serie de textos dispersos a lo largo de la obra poética y narrativa de Francisco Ferrer Lerín, así como una veintena de inéditos, cuyo denominador común estriba en la procedencia onírica de su material literario.
Nacido en 1942 en Barcelona y residente en Jaca desde 1968, Francisco Ferrer Lerín es filólogo y ornitólogo especializado en rapaces necrófagas. Poeta, narrador, traductor…su obra ha hechizado e influido a escritores de varias generaciones. Francisco es elegante, alto, amable, tan inteligente como seductor. Uno de los mejores -y más secretos- escritores españoles de la modernidad. 

La Fiesta de Entrega

La fiesta de entrega de los Premios Cálamo 2014 e celebrará el viernes 27 de febrero de 2015 en el Teatro Principal de Zaragoza 
Para más información y reservas, puedes llamar al 976 55 73 18
Previamente los autores premiados realizarán una lectura pública de su obra a las 19 horas del mismo día en el Teatro Principal de Zaragoza. Entrada libre hasta completar aforo.

Y por último, muchas gracias a quienes nos apoyan con su patrocinio y colaboración para la organizacion de los Premios Cálamo: Ayuntamiento de Zaragoza, Teatro Principal de Zaragoza, Universidad de Zaragoza, Institut Français de Zaragoza, Sansueña Industrias Gráficas, Bodegas y Viñedos Care, Vinatería el Rincón del Arpa, Teatro Arbolé, Teatro de la Estación, Balneario Sicilia, Spectrum Sotos, la nimbo fabrique e Isidro Ferrer. 

miércoles, 14 de enero de 2015

«Todo es ficción, incluyendo el periodismo y la historia.» Entrevista a Sergio del Molino, autor de Lo que a nadie le importa y nominado a los Premios Cálamo.

Su primera novela fue No habrá más enemigo, y fue elegida como uno de los 10 libros más recomendados ese año por CEGAL. Su segunda novela, La hora violeta, aborda uno de los temas más difíciles –y tabú– de la literatura (y de la vida): el libro narra un año de la vida de su hijo Pablo, desde que fue diagnosticado de un raro y grave tipo de leucemia hasta su muerte. 
Su tercera novela, Lo que a nadie le importa, es uno de los libros favoritos del año 2014, y por eso nominamos a su autor, Sergio del Molino, a los Premios Cálamo. Una novela que entreteje, como antes lo hizo en La hora violeta, la vida del autor y la ficción, pero donde además hay una búsqueda de las pequeñas anécdotas embebidas en la Historia: la Guerra Civil, la Transición, la vida de un abuelo, una frase pronunciada...

Sobre todo esto, sobre el lugar del escritor y el narrador, sobre próximos proyectos y mucho más, conversamos con Sergio del Molino: 


Sergio del Molino. ©Lara Albuixech

Una frase de la que nace una novela: tu abuelo, en su lecho de muerte, a tu abuela: «Calla, que de ti no quiero ni que me cierres los ojos.». Escuchaste la frase a los 16 años: ¿cuándo supiste, decidiste, que escribirías una obra a partir de esa escena, de ese momento de tu vida?

Creo que lo digo en la novela: de esa frase nace toda mi literatura. Ha resonado dentro de mí desde entonces, he intentado explorarla, trabajarla y entenderla, pero no había manera. He fracasado muchas veces al ponerme a escribir sobre ella. No quiere decir que esta vez haya triunfado, pero he conseguido componer un libro del que estoy orgulloso, que creo que dice algo de mí e intenta decir algo de los demás, que comunica bien y ata emocionalmente al lector. Así que ahora me siento un poco desahuciado. Esa frase me ha acompañado mucho tiempo, he querido escribir muchas veces sobre ella, y ahora que lo he hecho, me parece que me he quedado solo. Hay un vacío, ha dejado de resonar dentro de mí. La echo de menos.

Hay algunas novelas de escritores contemporáneos a ti —Los extraños, de Vicente Valero, por ejemplo— que nacen de una explícita intención del autor de investigar su pasado y, a partir de ahí, ofrecer una visión de la historia española: ¿ocurre algo similar en Lo que a nadie le importa? ¿Prima la rigurosidad de la investigación o la búsqueda de respuestas desde la ficción y los recuerdos?

Sí, claro, mi novela interpela a los españoles. España es su tema y su problema. Pero no es, respondiendo a tu segunda pregunta, un ensayo ni un libro de historia, sino una mirada literaria desde la evocación. Y, para mí, toda evocación es ficticia, si aceptamos lo caprichoso y mentiroso que es el recuerdo. Ignoro si mis preocupaciones literarias son parte de una tendencia o soy un raro. No me extraña que autores de un mismo momento y un mismo país coincidan en temas y formas de mirar. Cómo no parecernos, si compartimos tantas cosas. Pero yo me siento desligado y periférico. Toda mi literatura surge de impulsos íntimos. En cualquier caso, yo no busco respuestas. Creo que la literatura lleva mucho tiempo cuestionando la pertinencia de algunas preguntas y planteando la posibilidad de abrir nuevos interrogantes.

En una entrevista comentaste que La hora violeta te enseñó que “la intimidad resguardada y el pudor son enemigos de la literatura”. ¿Es de este aprendizaje que nace la libertad con que exploras tu pasado y tu historia?

Sin ninguna duda. Siento que Lo que a nadie le importa es una consecuencia lógica de La hora violeta. Su escritura me convenció de que necesitaba hacer una literatura que superase las cuartas paredes que las sucesivas vanguardias del siglo XX han plantado entre el autor y el lector.
Quiero reconectar, volver a una lectura donde lo emocional no sea sospechoso, y para ello he elegido el camino brutal del yo.

El postestructuralismo llegó a negar el concepto de autor en los años sesenta. Presentó la literatura como un accidente. Quienes la escribían eran poco menos que simples robots o médiums al dictado de un Geist o de una estructura. Pues bien, yo soy un antiguo, un romántico en el sentido histórico del término. Creo tanto en el autor que suprimo las diferencias teóricas que lo separan del narrador. En mis dos últimos libros, autor y narrador están confundidos. Pero no como parte de un juego postmoderno, sino como un gesto de chulería, si quieres. El yo de mis novelas es el mismo pronombre que uso para hablar de mí. No hay barreras convencionales. El lector sabe que estoy hablando de mí. Puede leer de la manera clásica, claro. Puede jugar a que el Sergio del Molino narrador no es el Sergio del Molino autor, pero creo que la lectura no funciona así. Eso es leer mojándose los pies en la orilla, y yo, al ponerme de cara y desnudo desde la primera línea del libro, fuerzo al lector a meterse entero en el agua. Hay una fuerza pasional en mi literatura que no existiría si la vida no me hubiera puesto en el camino de La hora violeta.

Lo que a nadie le importa, de Sergio del Molino. Literatura Random House, 2014

Muchas veces se te ha preguntado “cuándo escribirás una novela de ficción”. ¿Te parece que hay una línea muy distinta entre el método de tus novelas y el de una novela de “pura ficción”? En otras palabras, ¿encuentras relevante esa distinción?

No, me parece una distinción anticuada y poco útil. Dejando de lado que, poniéndonos estrictos, todo es ficción, incluyendo el periodismo y la historia, prefiero entender la ficción no como una característica sino como una herramienta al servicio del escritor. Puedes usarla o no y en según qué medidas dependiendo de tus propósitos, pero su uso no define lo literario. Es decir, un libro de ficción no es más literario que uno de no-ficción. Lo literario es una voz, una intención y un conjunto de sensaciones difíciles de analizar pero muy sencillas de apreciar. A mí me gusta situarme en las fronteras conceptuales y en las fronteras de los géneros porque creo que la novela es proteica. Si ha sobrevivido a todas sus muertes es por su capacidad casi infinita de renovarse y de subvertir los cánones.

Además de publicar obras literarias, has trabajado como reportero y columnista: ¿escritor periodista, o periodista escritor? ¿O es de la fusión de esas dos disciplinas que nacen obras como Lo que a nadie le importa?

Es que no creo que puedan diferenciarse fácilmente. Yo me considero, ahora sí, tras unos cuantos libros, escritor. Soy periodista también, y cuando me dejan, ejerzo, pero si me preguntas con qué oficio me identifico más, sin duda, escritor. Dicen que hay mucho de mirada de cronista en mi literatura, y yo estoy de acuerdo a medias. De hecho, en Latinoamérica, La hora violeta se leyó como una crónica de periodismo narrativo, y como tal se enseña en universidades de Buenos Aires y Lima, cosa que me sorprendió mucho. Pero yo me pregunto: si los críticos no supieran que soy periodista, si no leyeran la solapa antes de leer el libro, ¿apreciarían el tono cronista tan claramente? ¿Lo darían tan por descontado? Yo creo que el medio es el mensaje, y quizá mis orígenes profesionales hacen que se magnifique un aspecto de mi literatura que yo creo que no es tan dominante. Porque, para mí, el periodismo sirve para contar las vidas de los demás (y con dificultad), pero es una herramienta inútil para contar la propia intimidad. Y si algo hay en mis libros es intimidad.

Y para terminar, lo que más nos interesa como libreros: ¿Hay planes de nueva obra? ¿Novela, ensayo…?

Siempre estoy trabajando, pero no hay planes inmediatos de publicación, pues no creo que consiga tener nada publicable en 2015. Estoy metido en dos libros a la vez. Un ensayo y una novela. O lo que yo digo que son novelas. El ensayo sale de una reflexión íntima acerca de una cuestión social que yo creo que es uno de los signos de nuestro tiempo. La novela hablará de violencia política, culpa y vergüenza. Están ambos proyectos muy verdes, pero confío acabar con ellos antes de que ellos acaben conmigo.

miércoles, 7 de enero de 2015

14, de Jean Echenoz: ua novela breve, elegante, artesanal, sobre la Primera Guerra Mundial. Y otro nominado a los Premios Cálamo 2014.

El 2014 fue el año centenario del comienzo de la Primera Guerra Mundial: era de esperar que  la Literatura, como todas las otras ramas del arte, abordaría el tema. Sin embargo, no era de esperar que se publicaran, al menos, dos grandes obras sobre el tema, que pudieran aportar algo nuevo y diferente.
Y es así que dos de nuestros nominados lo hacen: si la semana pasada os hablábamos de Nos vemos allá arriba, de Pierre Lemaitre (Salamandra),  hoy es el turno de 14, de Jean Echenoz (Anagrama)

Jean Echenoz. Fotografía: Institut Francais
Jean Echenoz, (Orange, 1947) se formó como sociólogo. Publicó su primera novela en 1979, El meridino de Greenwich. En 1999 se hizo con el Premio Goncourt por Me voy.  Tras hacerse con el galardón, Echenoz se alejó del presente y publicó tres novelas biográficas: Ravel, Correr (sobre el atleta Émil Zatopek) y Relámpagos, sobre Nikola Tesla.
Con 14 sigue en la línea del pasado, en una novela sobre la Primera Guerra Mundial... pero no se trata de una novela histórica. Aunque rigurosamente documentado, la breve novela  —15 capítulos, unas 120 páginas— aborda desde la ficción y desde una prosa sobria y mínima la historia de cuatro jóvenes que se enrolan en el Ejército un día antes de que Francia entre en la Guerra Mundial.

Cinco hombres se van a la guerra, una mujer espera el regreso de dos de ellos.
Falta saber si volverán. Cuándo. Y en qué estado. —Contraportada de la edición francesa.

Cinco hombres se van a la guerra, una mujer espera el regreso de dos de ellos.
Falta saber si volverán. Cuándo. Y en qué estado. —Contraportada de la edición francesa.
Ante un tema tan sensible y tan tratado como la Guerra, es muy fácil encontrar a veces un sentimentalismo excesivo, un abuso de los efectos emotivos, una estética más cercana a Spielberg que a la reflexión y al testimonio. No es el caso de Echenoz, que lleva muchos años y muchos libros puliendo un estilo minimalista pero preciso, elegante y breve. En palabras de Echenoz:
«Como no sé hacer otra cosa que escribir, y es una actividad bastante solitaria, me gusta documentarme, buscar fotos, sonidos, papeles... En realidad es la fase que prefiero, es fantástica y estimulante. Trabajas pero no escribes, lo cual ayuda mucho a limpiar la conciencia. Así que salgo de casa y voy a bibliotecas, o a hablar con gente. Lo grabo y transcribo todo, aunque al final solo utilizo un dato, o dos adjetivos que alguien ha dicho...»
El resultado es uno de los grandes libros del 2014, que vuelve a confirmar la importante presencia de las letras francesas contemporáneas, y un nuevo nominado a los premios Cálamo.