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lunes, 11 de mayo de 2015

Formas breves de lectura: cuentos policíacos, clásicos rusos y un Poe ilustrado. ¡Cálamo recomienda!

Hace unas semanas seleccionamos 6 ensayos para recomendar. Hoy es el turno de otro género, esta vez del lado de la ficción, aunque a veces olvidado en las sombras de la novela: el cuento. Cortázar, Chéjov, Borges, Bradbury y muchos otros han cultivado el cuento como género predilecto, y en su brevedad han encontrado maneras de definir géneros y experimentar nuevos territorios para la literatura.
Aquí están: cinco libros con cuentos de todo tipo y de varias épocas: desde clásicos rusos hasta una obra maestra de Poe ilustrada y con nueva traducción:


Ediciones Siruela.



Poe fijó los rasgos principales del género policíaco, y con un relato de Poe –uno poco conocido–abre esta ecléctica antología a cargo de Juan Antonio Molina Foix. Entre sus casi 300 páginas encontraremos clásicos consagrados y autores menos conocidos. Acompañaremos al Padre Brown y a Sherlock Holmes en la investigación de sendos casos, y descubriremos relatos de autores tradicionalmente menos relacionados al género: Jack London, Mark Twain y Oscar Wilde. 


Kingsley Amis, Cuentos completos. 
Editorial Impedimenta.


Suele decirse que un buen cuento responde a una buena pregunta. Un "qué pasaría si...". ¿Qué pasaría si el objetivo de inventar una máquina del tiempo fuera únicamente descubrir el sabor de las bebidas del futuro? ¿Y qué pasaría si un profesor de Literatura de Cambridge no fuera más que un espía del servicio de inteligencia inglés MI5? Por primera vez en un único volumen, todas estas ingeniosas preguntas y los relatos que de ellas nacen: toda la narrativa breve de Kingsley Amis, uno de los más grandes maestros de la edad de oro de la narrativa inglesa (y, un dato curioso, padre de Martin Amis) 


Alexandr Pushkin, Naracciones completas
Alba Editorial.





«¿Suponen, acaso, que suena mejor por ser más largo?». Esa era la manera de Pushkin de defender la formas breves de narrativa y el poder de síntesis que un cuento exige. Alba Editorial ha preparado una edición de las narraciones completas del gran poeta ruso Alexandr Pushkin, una colección que incluye clásicos como La hija del capitán o La dama de pique y piezas menos conocidas que resultan claves para descubrir los mecanismos de ficción del autor. Por sus cuentos desfilan héroes y heroínas, nobles bandoleros, húsares y cosacos. Como indica Amaya Lacasa en la introducción: «Toda la futura riqueza de la literatura rusa está contenida en él como un embrión»

Cynthia Ozick, Cuentos reunidos. 
Editorial Lumen.

Admirada por David Foster Wallace, quién se refirió a ella como la escritora norteamericana viva más grande, Cynthia Ozick ha sido conocida como "la Emily Dickinson del Bronx".
Los cuentos de Ozick descubren un universo literario donde se explora la inmigración, la movilidad de clases y el ejercicio terco de la identidad. Como reza la contraportada de esta exquisita edición de Lumen: « Al hablar de la condición humana en general se corre el riesgo de caer en la frivolidad, pero basta con leer cualquiera de los cuentos de Cynthia Ozick para olvidarse de las frases hechas y asumir lo que es ajeno como nuestro. De su pluma o, como ella ha dicho, de la sustancia húmeda, tinta o sangre , emerge una narrativa feroz, concentrada y brutal, que parte de una observación sagaz de la realidad.»

 Edgar Allan Poe, La caída de la casa Usher
Nórdica Libros.



«La caída de la Casa Usher es la quintaesencia del cuento gótico: una casa embrujada, un paisaje lúgubre, dos hermanos gemelos, una enfermedad misteriosa...» Así presenta Nórdica Libros uno de los más precisos relatos del maestro del horror. El propio Poe la consideró entre sus piezas más logradas.
Nórdica publica La caída de la casa Usher con ilustraciones de Agustín Comotto y una traducción de  Francisco Torres Oliver.

viernes, 22 de noviembre de 2013

Un atlas, una novela, un cumpleaños y un centenario. Recomendaciones literarias para acabar noviembre haciendo lo que más nos gusta: leer.

Noviembre tiene aún muchas novedades, y elegimos algunas –las más curiosas, las que más darán que hablar– para recomendaros. Y celebramos también dos aniversarios centenarios, con otras dos recomendaciones clásicas.
Manta, café (o té, o cognac) y una buena lámpara... y a leer.


Atlas de islas remotas, de Judith Schalansky. (Nórdica Libros y Capitán Swing)


En 1990, más personas habían puesto el pie en la Luna que en la isla de Pedro I. Así de remotas, así de alejadas, así de misteriosas son las cincuenta islas que Judith Schalansky elige para cartografiar, reimaginar y presentarnos en este atlas tan deslumbrante que seguramente más de uno comprará para regalar y se lo acabará quedando. 
Ah, y una nota muy importante: hay, en la exploración de Schalansky, una voluntad poética que se aleja del atlas meramente geográfico, documental. Véase el subtítulo del libro: "Cincuenta islas en las que nunca estuve y a las que nunca iré". Quizás pueda decirse de otra manera: los viajes siempre son más intensos en nuestra mente. Y por eso Schalansky entreteje relatos y hechos inexplicables y hasta increíbles con mapas y documentos reales, creando un proyecto donde de golpe ya no importa demasiado corroborar nada, sino creer, hacer el pacto, y visitar las islas.

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Por si se va la luz, de Lara Moreno. (Lumen)





La primera novela de Lara Moreno (Sevilla, 1978) ha conquistado a los libreros: ha sido elegida Nuevo Talento Literario Fnac y recomendada una y otra vez en librerías.

Dos estaciones –invierno y verano– y dos personajes, Martín y Nadia, se alternan y recorren esta novela que plantea más preguntas que respuestas y que nace de «una de las obsesiones que teníamos hace años, porque ahora parece que no importa a nadie, como el cambio climático y la escasez de recursos». El resultado es un tejido de voces y reflexiones y un sorprendente final.
«Entonces, cuando es de noche y Martín posa su mano sobre uno de mis muslos, le pregunto: ¿Hemos venido aquí a ser viejos?»

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Por el camino de Swan, de Marcel Proust. 1913-2013





Sin dudas, el clásico francés del siglo XX,  En busca del tiempo perdido se inicia en 1913 con la publicación de Por el camino de Swan. Los resortes inexplicables del tiempo, la memoria y la experiencia están en este primer tomo condensados en la famosa escena de la magdalena, cuyo sabor desata los recuerdos más inesperados.

El 14 de noviembre de este año se cumplió un siglo de la primera edición de Por el camino de Swann, y el inicio de uno de los ciclos narrativos más importantes de la Literatura Universal. Para quienes ya hayan recorrido los laberintos mnemónicos de Proust, este es un buen momento para revisitarlos. Para quienes no lo hayan hecho, siempre es bueno tener grandes libros pendientes, ¿no?
Y para quienes no quieran todavía sumergirse en los siete monumentales tomos, recomendamos un breve ensayo, Sobre la lectura, del querido Marcel, que preludia ya el estilo de En busca del tiempo perdido.


«Quizá no hubo días en nuestra infancia más plenamente vividos que aquellos que creímos dejar sin vivirlos, aquellos que pasamos con un libro favorito.»

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Albert Camus. Centenario de su nacimiento.



Este 7 de noviembre, de haber gozado de la longevidad que queremos para nuestros clásicos, Albert Camus hubiese cumplido 100 años. 
En 1944 le fue otorgado el Premio Nobel de Literatura por «el conjunto de una obra que pone de relieve los problemas que se plantean en la conciencia de los hombres de hoy». Entre esa obra se encuentra El extranjero, con toda probabilidad su obra más popular y leída, pero también otras dos obras que recomendamos como celebración de este centenario. 


El exilio y el reino, una colección de relatos cuyo hilo conductor es el exilio -en varias de sus posibles formas- que viven los protagonistas a través de la idea de la existencia y la fraternidad humana.
En El mito de Sísifo parte de la historia mitológica para abordar cuestiones como las del suicidio, el valor y el sentido de la vida ante el esfuerzo incesante y aparentemente inútil del hombre. La cita que abre el ensayo resume la idea central que discutirá y, a la vez, cierra esta recomendación libresca. Ahora queda lo mejor, ¡a leer!
«No te afanes, alma mía, por una vida inmortal, pero agota el ámbito de lo posible.»