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sábado, 11 de enero de 2014

Elena Ramírez, directora editorial de Seix Barral: «La recomendación y guía del librero es más necesaria de lo que ha sido nunca.»

Entre los nominados a los XIII Premios Cálamo figuran dos obras de Seix Barral: Intemperie, de Jesús Carrasco y La habitación oscura, de Isaac Rosa. En el blog hemos podido conversar con ambos durante este año y contar con su presencia en la librería.
Hoy tenemos la oportunidad de conversar con Elena Ramírez, la directora editorial de Seix Barral y ahora también Directora de Ficción Internacional del Grupo Planeta. Su labor como editora ha significado no sólo el descubrimiento y la apuesta por voces nacionales sino también un cambio de identidad y una recuperación del sentido del sello en sus años fundacionales.

Elena Ramirez. ©Marc Arias
Intemperie, de Jesús Carrasco: un debut literario en un sello centenario y de mucho peso en el mercado editorial.  Fue un éxito rotundo en la feria de Frankfurt –venta a 13 países- y lleva ya numerosas ediciones. Ha sido nombrado ‘libro del año’ por algunos medios y por los libreros de Madrid. Al mismo tiempo,  ha sido un éxito de ventas. ¿Cuál es tu lectura como directora de una editorial que hace posible este fenómeno?

Es muy positiva. Descubrir, publicar, difundir una primera novela de calidad y que el trabajo realizado tanto del escritor como de la editorial se vean refrendados por lectores, libreros y críticos es lo más gratificante de esta profesión. Me siento feliz y orgullosa.

Intemperie, una novela debut, y La habitación oscura, obra de un autor precedido de premios y de obras como El vano ayer. ¿Cómo ha sido el proceso de gestación de los dos proyectos nominados a los Premios Cálamo?

El de Intemperie es un proceso de años de trabajo de Jesús en solitario. Paciencia, pulido, medida de sus posibilidades, paciencia, tiempo, pulido, paciencia, pulido y auto exigencia máxima.  El de La habitación oscura es diferente. El libro sale de una idea, y a diferencia de los demás libros de Isaac no surge de una idea social o política elaborada, sino de una epifanía temática, esa habitación oscura. Su buenísimo hacer narrativo ha hecho el resto, dotarlo del sentido crítico, social y político que tiene el resto de su obra y convertirlo en una novela apasionante.


¿Existe más riesgo en publicar operas primas que en editar, por ejemplo, traducciones de libros que ya han sido éxito en el mercado de su idioma original? Y en el reverso de esa pregunta, ¿existen fórmulas infalibles?

Jaja. Si existieran fórmulas infalibles habría mucho autor, librero y editor muy afortunado. No, no las hay. Ambas cosas tienen su riesgo, pero este no se mide sólo en función del tipo de texto, sino del anticipo invertido en su compra, en la inversión en el lanzamiento, etc...

¿Cómo definirías el valor intangible, de identidad, de catálago, de tradición y actualidad que aporta Seix Barral a las obras del sello? ¿Qué cambios ves y has visto en ese valor y en esa identidad desde que entraste en la editorial, hace ya más de una década?

Creo que Seix Barral es una referencia para un público letraherido desde luego y también para el lector más o menos habitual que busca libros de calidad. A lo largo de estos últimos años Seix Barral ha cobrado fuerza en esa labor de prescripción y recuperando el sentido inicial del sello, su identidad, y apostando, en esta línea, por voces nuevas de enorme talento y futuro.

Intemperie y La habitación oscura. Nominados a los XIII Premios Cálamo.

Ya sea desde la docencia, el trabajo junto a becarios o el asesoramiento puntual: ¿Qué tipo de relación tienes con nuevos o futuros editores?

Toda la que puedo, ya sea en el entorno laboral que describes (becarios, asistentes, editores junior) ya sea a través del máster de edición de la Pompeu en el que doy clase. Me gusta, especialmente, la labor de los nuevos editores independientes. Hay de todo, como en botica, pero hay algunos buenísimos.

¿Cómo ves el papel de las librerías en el proceso de construcción de la identidad de un libro en el circuito editorial? [Venta, promoción, eventos…]

¡Esencial! La recomendación y guía del librero es más necesaria de lo que ha sido nunca. La oferta es enorme, y las fuentes de información ilimitadas vía internet. No hay filtros para la prescripción. 
«Hay infinidad de casos en los que los libreros habéis cambiado la vida de un libro, ejemplar a ejemplar, a pulso. Y de forma definitiva.»
Pregunta obligada a los editores: ¿tus libros del año?

El de Marta Sanz y el de Eloy Tizón… entre los españoles, ay, pero no sólo. Zadie Smith, maravillosa, Munro, ay…

Y ahora un interés muy propio de nosotros, libreros: ¿Novedades en el catálogo de Seix Barral? ¿Nuevas apuestas de autores nacionales para el 2014? ¿Alguna primicia?

Partimos con un disparo en el corazón de Ricardo Menéndez Salmón en Niños en el tiempo, después con una novela hipnótica, rara y maravillosa de Mario Cuenca Sandoval, Los hemisferios; luego vienen La mujer loca, nueva novela del mejor Millás; La buena reputación, el libro más grande en todos los sentidos de Ignacio Martínez de Pisón, no se puede salir de él, o Kassel no invita a la lógica de Enrique Vila Matas. Y una sorpresa, Londres después de medianoche, una joya para amantes de la literatura y el cine de un joven autor mexicano que va a ser publicado en medio mundo, llamado Augusto Cruz. ¡Sí, un programón!



martes, 19 de marzo de 2013

Jesús Carrasco: «Las periferias emergen cada vez más»

Jesús Carrasco (1972) irrumpió este año en las mesas de novedades por la puerta grande. Su debut, Intemperie (Seix Barral), se vendió a trece países en la última edición de la Feria de Frankfurt, y su inconfundible estilo se ha revelado como una de las mayores sorpresas de 2013. En Cálamo no hemos dejado de recomendar su lectura, y con el propio autor quisimos seguir indagando sobre su obra. 

¿Qué literatura reivindica Jesús Carrasco? Porque es obvio que no tiene que ver con aquella contemporánea a la que podemos estar acostumbrados…

En principio, no reivindico ninguna literatura. Escribo por el placer y la necesidad de escribir, y lo hago de la mejor manera que puedo en cada momento. Leo pocas novedades. Si Intemperie, como dices, está lejos de esa literatura contemporánea, es algo totalmente impremeditado.
es más incisivo quien hace pensar que quien ofrece lecturas cerradas
¿Cuáles son los rasgos literarios que más le atrajo explorar y explotar en Intemperie: la lengua, los escenarios, la psicología de los personajes, la trama, las influencias…? ¿Y los que menos? 

Intenté escribir una historia, en primer lugar, abarcable. No pensando tanto en los posibles lectores, como en el hecho de que pudiera estar al alcance de mis posibilidades como escritor. A partir de ahí, uno de mis mayores impulsos fue trabajar intensamente con la palabra.

En cuanto a la segunda pregunta, no tengo respuesta. Como te decía, escribo desde un impulso positivo. Mi tarea es "ir a", mas que "alejarme de".

La riqueza léxica que envuelve Intemperie exige al lector un esfuerzo reconocible. Sin embargo, su libro ya se ha revelado como un éxito entre los lectores. ¿Desmiente el mito por el cual los libros más leídos han de ser necesariamente sencillos?

En mi opinión, que un libro sea masivamente leído, no tiene tanto que ver con su sencillez, como con su comprensibilidad. Los pilares de la tierra, por ejemplo, no es un libro especialmente sencillo: tiene una trama compleja, muchos personajes y escenarios, diversidad de relaciones entre ellos, un gran arco cronológico, elipsis, etc. Sin embargo, el lector tiene, en todo momento, la sensación de estar orientado. Jakob Von Gunten, de Robert Walser, es un libro con una forma muy sencilla y, hasta donde sé, no ha logrado un público masivo.

Intemperie, estructuralmente hablando, es un libro sencillo. La complejidad léxica es solo una piel. El lector puede sentirse orientado sin la necesidad de saber exactamente qué es un matacán o un serijo. Puede renunciar al esfuerzo de saber qué significan esas palabras y seguirá comprendiendo el texto.
que un libro sea masivamente leído, no tiene tanto que ver con su sencillez, como con su comprensibilidad.
¿A qué escritores españoles de su generación admira? ¿Cómo, o con quién se posicionaría entre sus contemporáneos? 

Destaco a Ricardo Menéndez Salmón por su capacidad para herirme. A menudo, sus textos me laceran como muy pocos autores consiguen hacerlo. También me gusta mucho Pablo Martín Sánchez, cartógrafo, diría, por delante de magnífico escritor. El extraordinario mapa del cambio de siglo que despliega en El anarquista que se llamaba como yo, es, sencillamente, maravilloso.

Mis afinidades con otros escritores, a menudo tienen más que ver con la forma de entender el oficio, que con el ejercicio del mismo en sí. Me siento bien entre aquellos que se ponen al servicio del texto, en contraposición a quienes utilizan la literatura como un pedestal.


¿Es la literatura contemporánea excesivamente urbanita? 

Supongo que sí, que mayoritariamente es urbanita. Es algo natural, porque las ciudades tienden a concentrar las principales instituciones culturales, las industrias, en este caso, editoriales, etc. De todos modos, desde que Internet está al alcance de todos, creo que las periferias van emergiendo cada vez más.

La recepción que Intemperie ha tenido hasta la fecha ha sido masiva. ¿Echa en falta lecturas alternativas, o se siente identificado con las palabras de sus lectores? ¿Alguna decepción con la prensa…? 

Parto del hecho de que no esperaba, siquiera, tener lectores. Agradezco, por tanto, cualquier acercamiento, elogioso o crítico, al texto. Cada lectura es algo personal y, entre todas, voy completando un puzle interminable. Algunas coinciden con mis pretensiones al escribir el libro y otras no, lo cual, es maravilloso.

En cuanto a la prensa, ninguna decepción. Al contrario. Estoy conociendo a personas de gran valía y constando que la profesión periodística es una de las más fuertemente golpeadas por la crisis. Algo, para mi, tan preocupante como la degradación de la sanidad y la educación públicas a la que estamos asistiendo.
¿Si temo que me encasillen? Para que eso suceda, primero hay que escribir. No escribo para complacer a nadie. 
Mucho se ha hablado de las posibles lecturas morales de su libro. ¿Es de la opinión (mayoritaria) de que el autor nunca debe imponer lecturas morales a sus interlocutores, o por el contrario está en su derecho de iluminar al lector? ¿Se planteó esto con Intemperie? 

Mi opinión es que es más incisivo quien hace pensar que quien ofrece lecturas cerradas. En el caso de Intemperie, me he cuidado de no dar mi opinión. Primero, porque, a priori, no tiene por qué interesarle a nadie y, después, porque mi opinión solo me sirve a mi. Para que un aprendizaje sea relevante, ha de ser logrado por cada uno.

¿Tiene en mente ya su siguiente novela? ¿Es de esos escritores que de libro a libro se esfuerzan poderosamente en dar cambios radicales, o por el contrario prefiere mantener una firma reconocible? ¿Teme que lo encasillen? 

Tengo una novela bastante avanzada que comparte muchos elementos de fondo con Intemperie. Por otra parte, no tengo ninguna pretensión de lograr una firma reconocible. En todo caso, si soy honesto con mi trabajo, esa firma, tarde o temprano, aparecerá. Y no será el producto de mis intenciones estéticas, sino de mi particularidad como ser humano. En cuanto a si temo que me encasillen, sólo puedo decir que, para que eso suceda, primero hay que escribir. Me falta mucho camino por recorrer. Si al final de ese camino, o en medio, alguien opina que soy un escritor encasillado, no será más que la opinión de otra persona. No escribo para complacer a nadie.