martes, 19 de marzo de 2013

Jesús Carrasco: «Las periferias emergen cada vez más»

Jesús Carrasco (1972) irrumpió este año en las mesas de novedades por la puerta grande. Su debut, Intemperie (Seix Barral), se vendió a trece países en la última edición de la Feria de Frankfurt, y su inconfundible estilo se ha revelado como una de las mayores sorpresas de 2013. En Cálamo no hemos dejado de recomendar su lectura, y con el propio autor quisimos seguir indagando sobre su obra. 

¿Qué literatura reivindica Jesús Carrasco? Porque es obvio que no tiene que ver con aquella contemporánea a la que podemos estar acostumbrados…

En principio, no reivindico ninguna literatura. Escribo por el placer y la necesidad de escribir, y lo hago de la mejor manera que puedo en cada momento. Leo pocas novedades. Si Intemperie, como dices, está lejos de esa literatura contemporánea, es algo totalmente impremeditado.
es más incisivo quien hace pensar que quien ofrece lecturas cerradas
¿Cuáles son los rasgos literarios que más le atrajo explorar y explotar en Intemperie: la lengua, los escenarios, la psicología de los personajes, la trama, las influencias…? ¿Y los que menos? 

Intenté escribir una historia, en primer lugar, abarcable. No pensando tanto en los posibles lectores, como en el hecho de que pudiera estar al alcance de mis posibilidades como escritor. A partir de ahí, uno de mis mayores impulsos fue trabajar intensamente con la palabra.

En cuanto a la segunda pregunta, no tengo respuesta. Como te decía, escribo desde un impulso positivo. Mi tarea es "ir a", mas que "alejarme de".

La riqueza léxica que envuelve Intemperie exige al lector un esfuerzo reconocible. Sin embargo, su libro ya se ha revelado como un éxito entre los lectores. ¿Desmiente el mito por el cual los libros más leídos han de ser necesariamente sencillos?

En mi opinión, que un libro sea masivamente leído, no tiene tanto que ver con su sencillez, como con su comprensibilidad. Los pilares de la tierra, por ejemplo, no es un libro especialmente sencillo: tiene una trama compleja, muchos personajes y escenarios, diversidad de relaciones entre ellos, un gran arco cronológico, elipsis, etc. Sin embargo, el lector tiene, en todo momento, la sensación de estar orientado. Jakob Von Gunten, de Robert Walser, es un libro con una forma muy sencilla y, hasta donde sé, no ha logrado un público masivo.

Intemperie, estructuralmente hablando, es un libro sencillo. La complejidad léxica es solo una piel. El lector puede sentirse orientado sin la necesidad de saber exactamente qué es un matacán o un serijo. Puede renunciar al esfuerzo de saber qué significan esas palabras y seguirá comprendiendo el texto.
que un libro sea masivamente leído, no tiene tanto que ver con su sencillez, como con su comprensibilidad.
¿A qué escritores españoles de su generación admira? ¿Cómo, o con quién se posicionaría entre sus contemporáneos? 

Destaco a Ricardo Menéndez Salmón por su capacidad para herirme. A menudo, sus textos me laceran como muy pocos autores consiguen hacerlo. También me gusta mucho Pablo Martín Sánchez, cartógrafo, diría, por delante de magnífico escritor. El extraordinario mapa del cambio de siglo que despliega en El anarquista que se llamaba como yo, es, sencillamente, maravilloso.

Mis afinidades con otros escritores, a menudo tienen más que ver con la forma de entender el oficio, que con el ejercicio del mismo en sí. Me siento bien entre aquellos que se ponen al servicio del texto, en contraposición a quienes utilizan la literatura como un pedestal.


¿Es la literatura contemporánea excesivamente urbanita? 

Supongo que sí, que mayoritariamente es urbanita. Es algo natural, porque las ciudades tienden a concentrar las principales instituciones culturales, las industrias, en este caso, editoriales, etc. De todos modos, desde que Internet está al alcance de todos, creo que las periferias van emergiendo cada vez más.

La recepción que Intemperie ha tenido hasta la fecha ha sido masiva. ¿Echa en falta lecturas alternativas, o se siente identificado con las palabras de sus lectores? ¿Alguna decepción con la prensa…? 

Parto del hecho de que no esperaba, siquiera, tener lectores. Agradezco, por tanto, cualquier acercamiento, elogioso o crítico, al texto. Cada lectura es algo personal y, entre todas, voy completando un puzle interminable. Algunas coinciden con mis pretensiones al escribir el libro y otras no, lo cual, es maravilloso.

En cuanto a la prensa, ninguna decepción. Al contrario. Estoy conociendo a personas de gran valía y constando que la profesión periodística es una de las más fuertemente golpeadas por la crisis. Algo, para mi, tan preocupante como la degradación de la sanidad y la educación públicas a la que estamos asistiendo.
¿Si temo que me encasillen? Para que eso suceda, primero hay que escribir. No escribo para complacer a nadie. 
Mucho se ha hablado de las posibles lecturas morales de su libro. ¿Es de la opinión (mayoritaria) de que el autor nunca debe imponer lecturas morales a sus interlocutores, o por el contrario está en su derecho de iluminar al lector? ¿Se planteó esto con Intemperie? 

Mi opinión es que es más incisivo quien hace pensar que quien ofrece lecturas cerradas. En el caso de Intemperie, me he cuidado de no dar mi opinión. Primero, porque, a priori, no tiene por qué interesarle a nadie y, después, porque mi opinión solo me sirve a mi. Para que un aprendizaje sea relevante, ha de ser logrado por cada uno.

¿Tiene en mente ya su siguiente novela? ¿Es de esos escritores que de libro a libro se esfuerzan poderosamente en dar cambios radicales, o por el contrario prefiere mantener una firma reconocible? ¿Teme que lo encasillen? 

Tengo una novela bastante avanzada que comparte muchos elementos de fondo con Intemperie. Por otra parte, no tengo ninguna pretensión de lograr una firma reconocible. En todo caso, si soy honesto con mi trabajo, esa firma, tarde o temprano, aparecerá. Y no será el producto de mis intenciones estéticas, sino de mi particularidad como ser humano. En cuanto a si temo que me encasillen, sólo puedo decir que, para que eso suceda, primero hay que escribir. Me falta mucho camino por recorrer. Si al final de ese camino, o en medio, alguien opina que soy un escritor encasillado, no será más que la opinión de otra persona. No escribo para complacer a nadie. 

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