miércoles, 27 de marzo de 2013

El viaje, los genios y el gran estilo

Quizá seas la clase de lector al cual le estimulan las biografías de genios. O bien prefieras recurrir al viaje literario para empaparte de historias y sociedades remotas. O puede que tu punto fuerte sea el gran estilo literario. En cualquier caso, desde Cálamo hemos pensado en todos los lectores y por eso diseñamos un menú literario para estos días de reposo. Aquí no caben las excusas para oponerse a disfrutar de las mejores novedades editoriales. Y si no, mirad. 



Gran estilo: «Sólo después de cinco días de abstinencia sin que el dolor en mi hígado menguara decidí por fin pedirle una cita a don Chente Alvarado, un médico que me había recomendado el Muñecón tiempo atrás y a quien yo no había recurrido, dada mi esperanza de que mi médico favorito respondiera a las llamadas que yo le había venido haciendo a lo largo de la semana, sin que nadie levantara la bocina del otro lado, lo que me hizo suponer que él y su secretaria se habían tomado vacaciones.» Que el salvadoreño Horacio Castellanos Moya inicie una nueva entrega de su ficción con semejante aliento, sólo puede presagiar los mejor. En El sueño del retorno, el periodista Erasmo Aragón está a punto de regresar a El Salvador, si bien una dolencia le obliga a someterse a unas sesiones de hipnosis que darán pie a un ejercicio memorístico a lo largo de distintos episodios trágicos de su vida.

Oriente-Occidente. Cada publicación de Mathias Enard es un acontecimiento, pues todos sus libros nos aseguran extraordinarios viajes en el tiempo y en el espacio, y hondas reflexiones sobre los más crudos asuntos de la condición humana. Después de impecables títulos como Zona, Habladles de batallas, de reyes y elefantes o de El alcohol y la nostalgia, en Calle de los ladrones Enard narra la historia de Lajdar y de su prima Meryem en las inclementes calles de Tánger. Las primaveras árabes y sus ecos en Europa, el impacto entre Occidente y el Islam a comienzos del siglo XXI, el amor y la violencia… son algunos de los conflictos que se reúnen bajo la siempre soberbia prosa de Enard.

Vidas de genios. Fama y soledad de Picasso es lo que sucede al enfrentar a uno de los críticos de arte más importantes de nuestro tiempo con el mayor revolucionario de las artes plásticas en el siglo XX. Idolatrado, rico, enigmático, prodigioso… el Picasso de John Berger, como algunas obras del pintor, es un retrato polifacético que abarca sus opiniones sobre el arte y la vida. Estimulante, se mire como se mire.


John Berger, premio «Otra mirada» de Cálamo en 2005, acerca de 'Esa belleza'. 

Ficción política. El presente nos preocupa, pero también lo que sucede en las coordenadas menos sonadas de las agendas periodísticas, así como episodios históricos de los que en ocasiones sólo nos llega un lejano murmullo. Y Bernardo Kucinski reúne lo mejor del periodismo y lo mejor de la ficción, en un país tan excitante y desconocido como Brasil. Aquí Pessoa, Mia Couto y Guimarães Rosa se despliegan como avales de estilo, mientras Las tres muertes de K se sumerge en la dictadura militar de Ernesto Geisel, en un entorno de Guerra Fría y lucha contra el comunismo orquestada por los EEUU. 

viernes, 22 de marzo de 2013

Iria Rebolo: «Siberia se quiere desmarcar de los límites, salir de su propio continente, del aislamiento y del frío» Nuevos tiempos, nuevas editoriales (I)

Si hay un nombre que nos remita a un lugar gélido, alejado, remoto y algo deprimente, este lugar es Siberia. ¿Seguro? No está tan claro. Siberia nos transporta a lo recóndito, fresco, a lo salvaje y oculto, y despierta una curiosidad irresistible. Si llevamos Siberia a otro lugar más literario, desde hace apenas unas semanas ha adquirido otro significado en el sector editorial hispanoamericano. Y su nuevo lugar ya no se encuentra tan lejos, sino en las mejores librerías. Porque Siberia es la nueva editorial fundada por Iria Rebolo, que llega con un estilo muy definido, una edición trabajada con mimo y muchas ganas de encontrar lectores apasionados dispuestos a seguir dejándose sorprender por la literatura en su máxima expresión. ¿2013? ¿Crisis? Qué mejor expresión para rebatir este pesimismo: al mal tiempo buena cara, a las bajas temperaturas anímicas, puro fuego literario.

Iria Rebolo, fundadora de la editorial Siberia.
—Malas noticias por todas partes...El clima que nos lanzan los medios y la realidad económica parece realmente siberiano. Sin embargo, paradójicamente, llega la editorial Siberia para sacarnos de este helado panorama. ¿Qué viene a traernos vuestro proyecto editorial?

—Pues, para seguir en la paradoja, algo por otra parte muy actual, espero que traiga un soplo de aire cálido. Es una idea bonita que, tras dos años de trabajo, Siberia por fin se descongele con el comienzo de la primavera (no quería resultar cursi pero ha sido inevitable).
La idea que proponemos es sencilla: hacer buenos libros para gente a la que le gusta leer, para los que aún creen que la literatura puede cambiar las cosas, para aquellos lectores que aún quedan y que huelen los libros y aprecian una edición bien hecha, una buena traducción...

—Habéis comenzado con dos títulos de dos autores lejanos entre sí, Dylan Thomas (Gales) y Jean-Philippe Toussaint (Bélgica). ¿Qué los ha unido en vuestro nuevo sello? ¿Pensáis seguir trabajando más allá de la omnipresente narrativa norteamericana?

Los dos primeros títulos de un sello editorial son tu carta de presentación, una declaración de intenciones, y tanto Hacer el amor de Jean-Philippe Toussaint como Cartas de amor de Thomas cumplían a la perfección con esa labor. 

Son dos ejemplos de cómo serán tanto la narrativa como la no ficción siberiana y además comparten el tema del amor que estará presente en la editorial en muchos de sus títulos. 

—En vinculación con la cuestión anterior, ¿qué literatura os interesa a nivel temático? ¿Tendréis límites geográficos en este sentido o alguna literatura en la que queráis especializaros?

Esta nueva Siberia imaginaria se quiere desmarcar de los límites geográficos, salir de su propio continente, del aislamiento y del frío. 
Creo que ya hay muy buenas editoriales especializadas a las que los lectores que buscan algo en concreto acuden porque son una garantía. La única especialización a la que aspiro como editora es la de hacer mi trabajo lo mejor que pueda para que los lectores lleguen a confiar en Siberia. No me gusta la idea de los límites, procuro no tenerlos como lectora (excepto para aquellos géneros o autores que ya sé que no me gustan) y creo que tanto la lectura, como el oficio de editar, tienen que ser un aprendizaje constante.
Por mis trabajos anteriores (en una agencia literaria y como editora para otros sellos) durante muchos años he leído más libros en lenguas extranjeras que narrativa hispanoamericana, incluso puedo confesar una cierta tendencia francófila, pero mi intención es dejar que la editorial se vaya definiendo a medida que crezca. Hay hilos invisibles y grietas comunes en los libros programados para este año esperando que la gente los descubra. 

Cartas de amor, de Dylan Thomas. y Hacer el amor, de Jean-Philippe Toussaint, las dos primeras obras de la editorial.

—En esta línea, parece que los dos títulos tienen una intensa vinculación con el tema amoroso, ¿buscaréis más sinergías en próximos lanzamientos?

—Es algo inevitable, lo más evidente es el caso del amor como tema recurrente en Siberia y presente en libros como el de Andrés Barba, Lista de desaparecidos (ilustrado por Pablo Angulo) y con epílogo de Vila-Matas, el de Pierre Bourgeade, Elogio del fetichismo, o el de Sophie Calle que también publicaremos a finales de año. Pero no será el único. Siberia conlleva muchas referencias literarias, históricas y estéticas que se reflejarán en otros títulos. Dos de ellos, por ejemplo son unos retratos únicos de la sociedad en dos momentos distantes temporalmente pero análogos. Me refiero a Mumbo Jumbo de Ishmael Reed  y Le ParK de Bruce Bégout.

—Vuestra presencia en las redes sociales es muy activa. Pese a ser un proyecto tan joven, habéis comenzado muy fuertes, ¿es para vosotros un medio fundamental para difundir vuestro trabajo?

—Es imprescindible, muchos vivimos gran parte del día a través de la pantalla de un ordenador, la inmediatez que nos ofrecen es de gran ayuda para nuestro trabajo, un escaparate y sobre todo una forma de saber cómo se percibe ese trabajo desde fuera. 
La verdad es que de momento sólo estoy teniendo alegrías, 

recibo más felicitaciones que pésames por haber montado una empresa en plena crisis y eso da mucho ánimo para seguir adelante con fuerza

—Los títulos de Siberia cuentan con un diseño muy particular, cuidado, quizás con un toque pop en sus colores y una estética plenamente actual y renovada respecto a otros sellos más conservadores. ¿Ha sido y será importante cuidar la imagen de la editorial? ¿Consideráis que es una prioridad hoy en día?

—Sin duda. Lo tenía claro desde el principio y la suerte ha sido poder contar con el trabajo de un artista para ello: Alfonso Rodríguez Barrera. Empezó desarrollando el logo de la editorial y todo fue evolucionando hasta que un día me presentó un diseño que actuó como una especie de flechazo: ver algo por primera vez y reconocerlo como tuyo
Para mí era importante ofrecerle algo más a los lectores, especialmente ahora que todos tenemos que pensarnos muy bien cómo y en qué nos gastamos el dinero; esto pasa sobre todo con productos culturales que ahora ya se han convertido casi en un lujo. 

martes, 19 de marzo de 2013

Jesús Carrasco: «Las periferias emergen cada vez más»

Jesús Carrasco (1972) irrumpió este año en las mesas de novedades por la puerta grande. Su debut, Intemperie (Seix Barral), se vendió a trece países en la última edición de la Feria de Frankfurt, y su inconfundible estilo se ha revelado como una de las mayores sorpresas de 2013. En Cálamo no hemos dejado de recomendar su lectura, y con el propio autor quisimos seguir indagando sobre su obra. 

¿Qué literatura reivindica Jesús Carrasco? Porque es obvio que no tiene que ver con aquella contemporánea a la que podemos estar acostumbrados…

En principio, no reivindico ninguna literatura. Escribo por el placer y la necesidad de escribir, y lo hago de la mejor manera que puedo en cada momento. Leo pocas novedades. Si Intemperie, como dices, está lejos de esa literatura contemporánea, es algo totalmente impremeditado.
es más incisivo quien hace pensar que quien ofrece lecturas cerradas
¿Cuáles son los rasgos literarios que más le atrajo explorar y explotar en Intemperie: la lengua, los escenarios, la psicología de los personajes, la trama, las influencias…? ¿Y los que menos? 

Intenté escribir una historia, en primer lugar, abarcable. No pensando tanto en los posibles lectores, como en el hecho de que pudiera estar al alcance de mis posibilidades como escritor. A partir de ahí, uno de mis mayores impulsos fue trabajar intensamente con la palabra.

En cuanto a la segunda pregunta, no tengo respuesta. Como te decía, escribo desde un impulso positivo. Mi tarea es "ir a", mas que "alejarme de".

La riqueza léxica que envuelve Intemperie exige al lector un esfuerzo reconocible. Sin embargo, su libro ya se ha revelado como un éxito entre los lectores. ¿Desmiente el mito por el cual los libros más leídos han de ser necesariamente sencillos?

En mi opinión, que un libro sea masivamente leído, no tiene tanto que ver con su sencillez, como con su comprensibilidad. Los pilares de la tierra, por ejemplo, no es un libro especialmente sencillo: tiene una trama compleja, muchos personajes y escenarios, diversidad de relaciones entre ellos, un gran arco cronológico, elipsis, etc. Sin embargo, el lector tiene, en todo momento, la sensación de estar orientado. Jakob Von Gunten, de Robert Walser, es un libro con una forma muy sencilla y, hasta donde sé, no ha logrado un público masivo.

Intemperie, estructuralmente hablando, es un libro sencillo. La complejidad léxica es solo una piel. El lector puede sentirse orientado sin la necesidad de saber exactamente qué es un matacán o un serijo. Puede renunciar al esfuerzo de saber qué significan esas palabras y seguirá comprendiendo el texto.
que un libro sea masivamente leído, no tiene tanto que ver con su sencillez, como con su comprensibilidad.
¿A qué escritores españoles de su generación admira? ¿Cómo, o con quién se posicionaría entre sus contemporáneos? 

Destaco a Ricardo Menéndez Salmón por su capacidad para herirme. A menudo, sus textos me laceran como muy pocos autores consiguen hacerlo. También me gusta mucho Pablo Martín Sánchez, cartógrafo, diría, por delante de magnífico escritor. El extraordinario mapa del cambio de siglo que despliega en El anarquista que se llamaba como yo, es, sencillamente, maravilloso.

Mis afinidades con otros escritores, a menudo tienen más que ver con la forma de entender el oficio, que con el ejercicio del mismo en sí. Me siento bien entre aquellos que se ponen al servicio del texto, en contraposición a quienes utilizan la literatura como un pedestal.


¿Es la literatura contemporánea excesivamente urbanita? 

Supongo que sí, que mayoritariamente es urbanita. Es algo natural, porque las ciudades tienden a concentrar las principales instituciones culturales, las industrias, en este caso, editoriales, etc. De todos modos, desde que Internet está al alcance de todos, creo que las periferias van emergiendo cada vez más.

La recepción que Intemperie ha tenido hasta la fecha ha sido masiva. ¿Echa en falta lecturas alternativas, o se siente identificado con las palabras de sus lectores? ¿Alguna decepción con la prensa…? 

Parto del hecho de que no esperaba, siquiera, tener lectores. Agradezco, por tanto, cualquier acercamiento, elogioso o crítico, al texto. Cada lectura es algo personal y, entre todas, voy completando un puzle interminable. Algunas coinciden con mis pretensiones al escribir el libro y otras no, lo cual, es maravilloso.

En cuanto a la prensa, ninguna decepción. Al contrario. Estoy conociendo a personas de gran valía y constando que la profesión periodística es una de las más fuertemente golpeadas por la crisis. Algo, para mi, tan preocupante como la degradación de la sanidad y la educación públicas a la que estamos asistiendo.
¿Si temo que me encasillen? Para que eso suceda, primero hay que escribir. No escribo para complacer a nadie. 
Mucho se ha hablado de las posibles lecturas morales de su libro. ¿Es de la opinión (mayoritaria) de que el autor nunca debe imponer lecturas morales a sus interlocutores, o por el contrario está en su derecho de iluminar al lector? ¿Se planteó esto con Intemperie? 

Mi opinión es que es más incisivo quien hace pensar que quien ofrece lecturas cerradas. En el caso de Intemperie, me he cuidado de no dar mi opinión. Primero, porque, a priori, no tiene por qué interesarle a nadie y, después, porque mi opinión solo me sirve a mi. Para que un aprendizaje sea relevante, ha de ser logrado por cada uno.

¿Tiene en mente ya su siguiente novela? ¿Es de esos escritores que de libro a libro se esfuerzan poderosamente en dar cambios radicales, o por el contrario prefiere mantener una firma reconocible? ¿Teme que lo encasillen? 

Tengo una novela bastante avanzada que comparte muchos elementos de fondo con Intemperie. Por otra parte, no tengo ninguna pretensión de lograr una firma reconocible. En todo caso, si soy honesto con mi trabajo, esa firma, tarde o temprano, aparecerá. Y no será el producto de mis intenciones estéticas, sino de mi particularidad como ser humano. En cuanto a si temo que me encasillen, sólo puedo decir que, para que eso suceda, primero hay que escribir. Me falta mucho camino por recorrer. Si al final de ese camino, o en medio, alguien opina que soy un escritor encasillado, no será más que la opinión de otra persona. No escribo para complacer a nadie. 

lunes, 18 de marzo de 2013

Nubia Macías


El pasado viernes se hizo pública la dimisión de Nubia Macías como Directora de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (México). 

Hablar bien de Nubia es fácil e incluso un lugar común para todos los que nos movemos en los diferentes oficios del libro. Bajo su dirección la FIL se ha convertido en el evento profesional y cultural más importante del mundo del  libro en lengua española (y del “mundo mundial”).  Una dirección tan personal como difícilmente imitable basada en una extrema profesionalidad y un excelente trato humano. Para Nubia tan importante es el alto ejecutivo de una multinacional de la comunicación o un premio Nobel,  que un lector tapatío o un modesto librero zaragozano (mi caso): notas y sabes que es verdad, que no es una pose: su trato y simpatía te lo demuestran en cada momento.

Hay muchas cosas que tengo que agradecer a Nubia Macías. La primera animarme a visitar año a año la FIL: la energía profesional y vital que me transmite me ha ayudado siempre a valorar más mi oficio y a no anquilosarme ni aburrirme. La segunda el haber apoyado de manera generosa y desinteresada el Encuentro de Librerías y Editoriales Independientes Iberoamericanas “Otra mirada”, que tanto esfuerzo organizativo nos supone pero que tantas alegrías nos da.  Y las más importantes: haberme brindado su amistad,  hacerme amar un país tan increíble y fascinante como México y haber propiciado el nacimiento de nuevos y grandes amigos (y ya se sabe que a partir de cierta edad no hay nada más hermoso)
Es tonto hacer homenajes a una persona tan joven como Nubia, pero sería de necios no reconocer lo que su trabajo y su personalidad han sido y son para el libro, para su país y para  Iberoamérica.
Así pues: gracias, Nubia. Nos vemos pronto. 

Paco Goyanes

domingo, 10 de marzo de 2013

¿En qué se parece un árbol de navidad a Javier Arenas?*


A Mao Tse Tung —responsable del segundo libro más leído en la historia de la humanidad, sólo superado por la Biblia— le ha surgido un inesperado rival en las listas de los más vendidos. Un rival con pasaporte del país vecino. Porque con un ritmo con el cual han ido agotando una edición por semana desde su aterrizaje en librerías, El Libro Rojo de Mongolia —como el Libro Rojo de Mao, como la mismísma Biblia— es más que un libro para disfrutar aislado. Casi una epopeya nacional, cuyo cometido es reunir un catálogo de conocimientos que le harán mejor persona, «salvo que sea usted banquero», convirtiéndose así en un mapa ineludible para navegar con seguridad por las procelosas aguas de nuestro extraño país (mongol).


Un pueblo al que se le niega su historia está condenado a inventársela  

Hace un año, cuando todo pintaba la mar de feo, y desde luego también en el panorama mediático, el equipo de Mongolia se lanzó a los quioscos con una publicación que combinaba el humor —político, polémico, o no— con el periodismo. El inventó salió bien. Y tanto. Lluego de confirmarse en formato tabloide con tiradas de 40.000 ejemplares, no era difícil imaginar que Eduardo Galán, Darío Adanti, Eduardo Bravo, Fernando Rapa, Pere Rusiñol y Gonzalo Boye diesen el salto a la tapa dura. Y con un arsenal de cuestionarios, diccionarios, entrevistas (de Frankoestein a Miao Zedong; de Establo Picasso a Karlitos Marx), recortables, listas, citas o ilustraciones, Mongolia pasó a ser un libro-objeto de culto, en donde se daba cita un diseño puntero con un aplastante y renovador humor imbatible. 

Miércoles 13 de marzo a las 20 horas en Librería Cálamo. ¡¡¡Vamooo!!!
Si rompió a reír con el posthumor de Miguel Noguera, si las viñetas de Miguel Brieva esclarecieron su manera de comprender el mundo, si se pregunta dónde echó raíces la perspicacia de La Codorniz, si desea conocer a la reencarnación de las plumas señeras de la sátira periódistica, de Swift en adelante,  o si últimamente se ha sentido habitante de Mongolia, El Libro Rojo será su mejor aliado. 

Y este miércoles, además, las huestes de Mongolia invaden Cálamo.

¿Vienen? 


*«En que los dos tienen las bolas de color». 
El Libro Rojo de Mongolia, Reservoir Books, Barcelona, 2013. Pág 145.