sábado, 15 de febrero de 2014

Entrevista a Jorge Sanz Barajas. « Cada vez que te enfrentas con setenta personas que han leído un libro, descubres que hay setenta libros distintos.»

Este lunes a las 20 horas nos visita en Cálamo un escritor que querrás conocer: Jorge Sanz Barajas. Es autor de dos novelas, ha escrito para publicaciones como El País, Revista de Occidente, Fundación Max Aub, y coordina un taller de lectura de novelas en el Centro Pignatelli en Zaragoza.
Sobre todas estas actividades, y sobre su última novela, Las hadas muertas (Sibirana Ediciones), conversa en esta breve entrevista para anticipar el encuentro:

Jorge Sanz Barajas. Fotografía de J,C.

Las hadas muertas: ¿cuento de hadas o novela detectivesca?

Es un cuento de hadas con más cadáveres de la cuenta… En realidad es la peripecia de Merencio, un detective que no quiere serlo, pero  a quien le suelen caer casos raros. En esta ocasión, una serie de muertes rituales en el Barrio de Las Fuentes, que evocan cuentos de hadas, le llevan a tener que indagar. La policía no tiene ni idea de cómo abordar la investigación, pero Merencio es un tipo intuitivo que cree que todo ha sido escrito ya alguna vez y basta con encontrar las citas adecuadas. No le gusta el mundo criminal pero le genera un morbo increíble el pulso que entabla con él o la criminal. 

Merencio, un detective «raro en cuya cabeza bullen libros y frases, una mente cuya lógica es tan extraña como fascinante»: ¿Tiene antepasados literarios? ¿Poirot, Dupin, Sherlock, o algún otro?

En realidad se parece más a Chesterton y al padre Brown que a cualquier otro. Tiene como libro de cabecera la Ortodoxia del escritor inglés. Pero es y piensa como un habitante del Barrio de Las Fuentes. Está divorciado, es un perdedor nato, se malgana la vida traduciendo libros del inglés, no paga el alquiler, visita a diario a su padre, enfermo de alzheimer pero con una extraña lucidez, y saca a mear a su perro Eugenio, todo un personaje también… Merencio es noble, hospitalario y legal, pero está harto del mundo y es un escéptico. Ahora bien, está enfermo de literatura, –como Vila-Matas, el mal de Montano– y cada cosa que ve o hace le trae una cita o un episodio narrativo. Tiene un gusto literario exquisito. Su padre es un linotipista jubilado de esos que se leía hasta la etiqueta de las galletas maría, y le enseñó a leer antes de destetarlo.

Merencio ya aparece en La balada del ahorcado, una novela en venta en Bubok y gratis en formato pdf. ¿Cómo ha sido tu experiencia en este tipo de plataformas de autoedición?

Tuvimos una experiencia agridulce. Esa novela fue finalista en el Primer Premio Insula del Ebro, pero el ganador había presentado –y ganado- una semana antes el Javier Tomeo con esa novela y no renunció a éste. La novel quedó en la peor de las situaciones posibles: finalista con premio desierto y sin editor. Ramón Acín me dijo algo que aún no le he agradecido lo suficiente: me dijo “tu novela se sostiene”. Yo, que no soy tonto del todo, capté que aún me quedaba mucho por hacer. Hoy prefiero que nadie la lea hasta que no la revise a fondo porque hay errores que no cometería de nuevo. Así que, por favor, no la lean. Respecto a la experiencia de autoedición, exige mucho esfuerzo de autopromoción y yo no soy un apasionado del autobombo, así que fue bien sin más: salimos del paso. Soy muy crítico con lo que hago y tiro la mitad de lo que escribo o más. Leo mucho y cuanto más leo más me convenzo de que me queda muchísimo por aprender. Veo gente a la que admiro haciendo cosas espléndidas. Me decía Pepito, de Antígona, el otro dia, que es el mal de los que leemos más que escribimos.




Coordinas un taller de lectura de novelas en el Centro Pignatelli. ¿Cómo es la tarea de coordinar una lectura -experiencia solitaria por definición- de manera colectiva?

Es una experiencia espléndida. Cada vez que te enfrentas con setenta personas que han leído un libro, descubres que hay setenta libros distintos. Es maravilloso ver cómo lee la gente, qué descubre, qué ganas tiene de compartir y desde cuánta cultura se encaja un libro, seas juez, médico o amo de casa, tengas veinte o setenta años. En un principio nos reunimos para compartir lecturas, luego podemos saltar a desentrañar técnicas, la voz, el ángulo, el tono, efectos, etcétera. Hay gente que comenta películas o libros que le ha sugerido la lectura… Lo mejor viene cuando alguien que las pasó canutas para pasar las primeras páginas de En la orilla, de Chirbes, confiesa que después de la hora del taller ya no lo pudo dejar.

¿Novelas favoritas del 2013? ¿Las que resultaron más interesantes en el taller?

Han gustado especialmente Venían a buscarlo a él, de Berta Vias Mahou, y Daniela Astor y la caja negra, de Marta Sanz, que vino a comentarla el 9 de enero al taller y causó sensación con su inteligencia viva y chispeante.


Continuamos la conversación este lunes a las 20 horas en Cálamo. Se servirá un vino por cortesía de Care Bodegas y Viñedos

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