viernes, 16 de noviembre de 2012

"Hay que grabar en el ADN editorial y librero el algoritmo que denomino de las cuatro Cs: colaborar, compartir, cooperar y comunidad", Manuel Gil, Director Comercial de Ediciones Siruela


-Ante la sobreabundancia de información cultural en la red que, obviamente, afecta también al sector editorial y del libro, ¿Qué estrategias pueden seguir los libreros y editores para mantener una presencia digital capaz de atraer y unir al público interesado?
Vamos a un “mundo de editores”. La tecnología y las herramientas democratizan y universalizan la posibilidad de editar, y en los próximos años veremos un “tsunami” de contenidos autopublicados y en numerosos casos gratuitos, y esto introduce en el ecosistema del sector una variable de competencia en captación de la atención hasta ahora desconocido. Para visibilizar contenido en este escenario la edición tendrá que elevar su nivel de autoexigencia en la calidad del contenido que pone a disposición del usuario, las marcas editoriales deberán ganar una credibilidad inmensa en la Red y buscar modelos de negocio sostenibles, cosa que no va a ser fácil, debido a la caída en cascada de los precios. Y las librerías deberán agruparse en cadenas y disponer de una o dos plataformas generalistas y alguna otra especializada que añadan un plus de valor por agregación y selección de contenidos. La visibilidad de libreros y editores independientes vendrá determinada por su capacidad de influir en la red y no por su tamaño empresarial. Lo que es evidente es que si no se construye una plataforma propia de editores y libreros independientes que salvaguarde el acervo cultural de un país, el negocio digital estará en manos de un pequeño oligopolio de compañías extranjeras que dejarán fuera a las librerías independientes. El asunto es ciertamente complejo y requiere una capacidad de reacción que ahora mismo no se vislumbra en las organizaciones gremiales. Este es un reto estratégico a abordar de manera urgente.

-¿Cómo ves el estado de salud del mundo editorial “independiente”? Aquellos libreros y editores que van más allá de las modas, que apuestan por el trato directo con sus clientes y el fondo especializado...¿Hay que seguir renovándose?
El sector de la edición y la librería independiente están en una situación “alarmante”. Si yo hasta hace un par de años definía la situación como “apasionantemente incierta” ahora la califico de “flagrantemente dolorosa”. Todos los ratios económico-financieros de este tipo de empresas están bajo mínimos, y las ponen al borde de la desaparición. El estado de salud es crítico. Y de una situación como esta no se sale individualmente, o se sale en conjunto o no se sale. Y ara ello se hace imprescindible desterrar la “opacidad” histórica del sector. Hay que grabar en el ADN editorial y librero el algoritmo que denomino de las cuatro Cs: colaborar, compartir, cooperar y comunidad. Ni que decir tiene que hay que abordar un plan nacional de defensa de la librería, que hay que presionar a las administraciones públicas para desarrollar un plan de dotaciones bibliotecarias muy potente y que se canalice por librerías de planta en calle, que es imprescindible un acuerdo de buenas prácticas entre editores, libreros y distribuidores, fundamentalmente para frenar la venta directa de editores que acaban haciendo la competencia a las librerías y debilitando el canal de distribución. Los retos en esta área son también muy complejos. Al menos observo una voluntad creciente de abordar estos temas, lo que ya parece un paso adelante dentro de la baja proactividad que el sector ha venido demostrando en estos años. Parece que algo se mueve en el mundo del libro, obviamente porque de no hacer nada el fin estará cerca.

-¿Qué nos depara el II Encuentro Otra Mirada? ¿crees que ante la crisis es bueno crear una red de trabajo que permita a los diferentes agentes trabajar coordinadamente para avanzar en vez de retroceder o perder peso?
El IIº Encuentro Otra Mirada debería establecer unas líneas de actuación entre España y la América hispanohablante para abordar los futuros del libro, deben salir líneas de actuación globalizadas en numerosas áreas: coordinación de librerías, globalización de la edición independiente en el mundo hispano, fuentes de información compartidas, planes de formación internacionales, etc… La cooperación y el montaje de estructuras transversales y panamericanas parece un elemento fundamental de supervivencia del sector. Tengo unas enormes esperanzas en estas Jornadas y en su continuidad futura. Si este evento no existiese habría inevitablemente que crearlo. Nos jugamos mucho en la actual coyuntura internacional. La idea de una organización como Cerlalc hay que apoyarla y ampliar sus áreas de actuación, probablemente con sedes en varios países y un centro de datos único de carácter internacional, sobre todo ante la irrupción masiva de contenido online en el mundo hispano. Es por todo esto que no deja de ser admirable el esfuerzo que una librería de Zaragoza como Cálamo esta realizando para impulsar este evento. Observo una actitud entre kamikaze y visionaria por parte de la librería, no en vano estáis haciendo algo que instancias mucho más poderosas deberían desarrollar. Este tipo de iniciativas me congratulan con el futuro del sector, y por parte cuentan con todo mi apoyo.

-¿Es excesivo el peso de los grandes? ¿Qué piensas de la fusión Mondadori-Penguin?
La edición en lengua anglosajona está ante una concentración que parece monstruosa. En lengua hispana el índice de concentración es todavía razonable, aunque la crisis puede conllevar que los grandes grupos salgan de compras masivamente. Pero no es un mal indicador el observar que al menos en España se crean unas 300 editoriales cada año. La bibliodiversidad parece asegurada. Un grupo como el recientemente en el mundo anglosajón tiene una cartera de autores casi universal, lo que les permitirá en muy poco tiempo influir sobre derechos de autor y probablemente editar simultáneamente en multitud de idiomas desde un único punto. La oportunidad que esto representa para el pequeño editor es que estos grupos optarán por una edición generalista para mercados muy horizontales, dejando espacio para una edición más “reflexiva”, “cultural”  y de nichos, un mercado long tail que también tiene un mercado mundial en la medida en que vamos a asistir a una globalización mundial de los contenidos. Si las esferas son muy grandes dejan mucho espacio entre ellas. Es la famosa “teoría de los huecos”, que yo comparto. La concentración puede ser imparable, pero los huecos que dejarán también serán enormes.

¿Qué le dirías a un visitante de la FIL, qué le recomendarías visitar?
La FIL es la gran feria mundial del libro en castellano, por encima de cualquier otra. Combina la parte profesional con el acceso del público (en gran parte joven) y todo ello con un conjunto de actividades culturales y de ocio extraordinarias. La FIL es la fiesta del libro hispano. Para mí hay dos cosas a visitar imprescindibles, por un lado el pabellón internacional, y por otro el pabellón nacional mexicano, cada día más importante. Junto a ello también conviene darse una vuelta por al área de conferencias y charlas, pues te permite observar el interés del público por el libro y la lectura, llama poderosamente la atención el observar las salas absolutamente abarrotadas de público. La FIL no se visita, se comparte, de ahí su grandeza universal.

-Por último, en todo profesional “librero” hay mucho de vocación, ¿cuándo nace tu pasión editorial, cuándo supiste que querías dedicarte a esta profesión?
Entré en el mundo del libro por puro azar. Estaba en la Universidad cuando un amigo que había nombrado gerente de una cadena de librerías muy conocida a finales de los 70 me llamó para incorporarme al proyecto. Le dije asombrado que yo no sabía nada de librerías, que era un buen lector pero nada más, y me dijo que ser librero era un oficio y que se podía aprender. Así comencé una aventura profesional en el año 74 que me ha llevado a pasar por casi todos los eslabones de la cadena de valor del libro. La esencia de este oficio es que es fuertemente adictivo, de manera que si entras en algún oficio del sector del libro a buen seguro que te retirarás dentro de la profesión. Al libro le debo todo lo que soy. Me lo ha dado todo en la vida, y yo he intentado corresponderle escribiendo libros y artículos sobre el sector. Una modesta contribución y tributo a un sector que hoy tiene retos inmensos que afrontar.

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